lunes, 19 de mayo de 2008

La Utopía en Don Quijote. Maquiavelo, Nietzsche y el héroe.


En el libro de Cervantes también aparece otro tema muy renacentista, la utopía. Probablemente Cervantes tuvo conocimiento de la “Utopía” de Tomás Moro y de “La ciudad del sol” de Tomaso Campanella; su utopía esta centrada en un hipotético regreso al estado natural en el que prevalece la solidaridad y la paz en un lugar sin propiedad.[1]
Cervantes no emplea la palabra utopía en su obra; él habla de repúblicas bien ordenadas La edad de oro de la que habla no puede ser otra cosa que un comunismo primitivo que recuerda a la obra de Moro. En uno de los capítulos afirma que las abejas forman son reflejo de su república utópica.[2]
En el capítulo XLIX de la Segunda Parte Cervantes critica a la gente ociosa de forma muy dura de boca de Sancho.[3] Esta crítica forma parte del programa político de Sancho para la ínsula Barataria; su mandato, aunque breve, supone un ejemplo de buen gobierno. Savater va más lejos en su interpretación y afirma que la presencia de Sancho supone una apuesta por la democracia en tanto supone el ascenso de un plebeyo al poder. También destaca el gobierno de Sancho por ser muy popular.
El ascenso de Sancho supone dejar atrás el prejuicio del linaje, necesario para ejercer determinados cargos en la época de Cervantes. A lo largo de toda la obra, Cervantes afirma varias veces que “cada uno es hijo de sus obras”.
En el capítulo XVIII del Primer Libro Don Quijote afirma: “Sábete, Sancho, que no es un hombre más que otro si no hace mas que otro”[4] Posteriormente afirma “La sangre se hereda , y la virtud se aquista, y la virtud vale por si sola lo que la sangre no vale”.[5] También se habla del término medio como el fundamento de las decisiones.[6]
La dignidad del hombre depende de sus cualidades interiores, de lo que hace sobretodo, no de su linaje o fama. No olvidemos que uno de los fines de Don Quijote es la construcción de una sociedad mejor.[7]
La ínsula Barataria es el punto culminante de la utopía cervantina, pues en ella, como dije anteriormente, se produce el ascenso de un plebeyo que gobierna de forma popular e imparcial. Sancho presenta un programa político[8] y una serie de prohibiciones una vez que decide marcharse cansado de gobernar.[9]
La justicia que imparte sancho en su ínsula es imparcial, eficaz y muy común. Las ordenanzas que estableció y que aparecen en la nota 20 son un ejemplo de liberalización del comercio y de combate a la especulación.
Ortega en la primera parte de su libro critica tanto el provincianismo como el utopismo: “Los egipcios creían que el valle del Nilo era todo el mundo”[10]. Defiende una postura intermedia, ni tan amplia como el utopismo ni tan corta como el provincianismo.
A lo largo de los libros esas ideas utópicas se entremezclan con algunas reglas de política práctica que recuerdan “El Príncipe” de Maquiavelo. En un texto[11] Don quijote expresa una serie de razones para explicar el comportamiento de los reinos conquistados, advirtiendo de los peligros que entrañan.[12]
En otro capítulo[13] quijote nos vuelve a descubrir su lado más oscuro, el que es necesario “olvidar” según Savater, pues nuestro personaje habla de las causas que pueden llevar a la guerra e incluso de de causas justas y razonables para guerrear.
Volviendo a la posible relación entre Cervantes y Maquiavelo en el libro –cabe recordar la estancia del español en Italia- mantienen otro punto de conexión respecto a la fortuna. Maquiavelo escribe sobre la fortuna: “Ella muestra su poder cuando no hay una virtud organizada y preparada para hacerle frente, y por eso vuelve sus ímpetus allá donde sabe que no se han construido espigones y diques para contenerla.”[14] En el Capítulo XLII[15] de la Segunda Parte Quijote da una serie de consejos a Sancho para manejar la ínsula, lo que recuerda la finalidad de la obra de Maquiavelo, “El Príncipe”.
Don Quijote en el capítulo LXVI de la Segunda Parte afirma que no hay aventura, que todo lo maneja el cielo, pero al final como Maquiavelo acaba aceptando que cada uno es artífice de lo que hace.[16] Luego para ambos la virtud con prudencia se puede imponer a la fortuna. También para ambos si el héroe o príncipe peca ha de ser por exceso.[17]
Para acabar de borrar la providencia de la vida de los hombres, Cervantes por boca de Don Quijote afirma que “es libre nuestro albedrío y no hay yerba ni encanto que lo fuerce”.[18] Incluso se va más allá reivindicándose la voluntad libre del hombre.[19]
En el libro también existen una serie de elementos religiosos que se pueden asociar a autores filosóficos posteriores; uno de estos elementos es el cristianismo de Don Quijote que tiene algo de moral heroica, aristocrática. En dos partes diferentes de la obra Quijote expone a Sancho que se debe amar al enemigo y olvidar las injurias pasadas, pues de lo contrario sería un mal cristiano.[20]
Don Quijote intenta evitar el resentimiento, que según Nietzsche es el motor del cristianismo en su transvaloración respecto a lo bueno y lo malo. Ortega hace referencia a este tema en sus meditaciones: “Esta lucha con un enemigo a quien se comprende, es la verdadera tolerancia, la actitud de un alma robusta.”[21]
Esta es una de las principales características del héroe; Ortega trata en su libro la naturaleza de lo heroico. Unamuno define a Don Quijote como el primer héroe y antihéroe; en su libro convierte al hidalgo en un personaje trágico que en un momento determinado pasa a ser cómico.[22] Para Unamuno ése momento se produce en el capítulo XII de la Primera Parte, cuando el barbero organiza un plan que hace parecer a Don Quijote como motivo de risa. Ya lo dice Ortega, “de la sublimidad a lo cómico hay un paso”.[23]
Desde mi punto de vista el paso de lo trágico a lo cómico se produce en el capítulo XXV de la primera parte cuando Sancho deja a su amo dando volteretas en calzoncillos.[24] En este momento se pasa, a mi modo de ver, de lo trágico a lo cómico, dejando Don Quijote de ser héroe. Unamuno atribuye al héroe la capacidad de saber quién es y lo que quiere ser.[25] Ortega afirma en la misma línea: “la nobleza heroica vive de aspiración; su testimonio es el futuro”. [26]
En su capítulo “El Héroe”[27] de las “Meditaciones del Quijote” Ortega introduce una teoría de la vida humana asociada al héroe que él define como aquél que no acepta la realidad, lo que es, de ahí su intento de modificación de lo real. En Don Quijote su proyecto, su no-ser, gobierna y modela la realidad circundante.

[1] “-¡Dichosa edad y dichosos siglos aquellos a quien los antiguos pusieron nombre de dorados –dijo DonQuijote- y no porque en ellos el oro (que en esta nuestra edad de hierro tanto se estima) se alcanzase en aquella venturosa sin fatiga alguna, sino por que entonces los que en ella vivían ignoraban estas dos palabras de tuyo y mío. En aquella edad eran todas las cosas comunes: a nadie le era necesario para alcanzar su ordinario sustento tomar otro trabajo que alzar la mano, y alcanzarle de las robustas encinas que liberalmente les estaban convidando con su dulce y sazonado fruto. Las claras fuentes y corrientes ríos, en magnífica abundancia, sabrosas y transparentes aguas les ofrecían.” Capítulo XI de la Primera Parte, páginas 70 y 71.
[2]En lasa quiebras de las peñas y en los huecos de los árboles formaban su república las solícitas y discretas abejas, ofreciendo a cualquiera mano, sin interés alguno, la fértil cosecha de su dulcísimo trabajo.” Capítulo VIII de la Primera Parte, páginas 70 y 71.
[3]Por que quiero que sepáis, amigos, que la gente baldía y perezosa, es en la republica lo mesmo que los zánganos en las colmenas, que se comen la miel que las abejas trabajadoras hacen” Página 636.
[4] Capítulo XVIII de la Primera Parte, página 117.
[5] Capítulo XLII de la Segunda Parte, página 602.
[6]No seas siempre riguroso ni siempre blando, y escoge el medio entre estos dos extremos”. Capítulo LI de la Segunda Parte, página 651.
[7] “”en efecto rematado, vino a dar su juicio en el más extraño pensamiento que jamás dio loco en el mundo, hacer caballero andante…() …e irse por el mundo deshaciendo todo género de agravios.” Capítulo I de la Primera Parte, página 27.
[8] “-Que es mi intención limpiar esta ínsula de todo género de inmundicia y de gente vagamunda, holgazana y mal entretenida. Pienso favorecer a los labradores, guardar sus preeminencias a los hidalgos, premiar a los virtuosos, y sobre todo, tener respeto a la religión y a la honra de los religiosos.” Capítulo XLIX de la Primera Parte, página 636.
[9]Y aquella tarde la pasó Sancho en hacer algunas ordenanzas tocantes al buen gobierno de la que el imaginaba ser ínsula, y ordenó que no hubiese regatones de los bastimentos en la república, y que pudiesen meter en ella vino de las partes que quisieren, con aditamento que declarasen el lugar de donde era, para ponerle precio según su estimación, bondad y fama, y el que lo aguase o lo mudase de nombre, perdiese la vida por ello, moderó el precio de todo calzado, especialmente el de los zapatos, por parecerle que corría con exorbitancia; puso tasa en los salarios de los criados, que caminaban a rienda suelta por el camino del interese; puso gravísimas penas a los que cantasen cantares lascivos y descompuestos, ni de noche ni de día; ordenó que ningún ciego cantase milagro en coplas, si no trajese testimonio auténtico de ser verdadero, por parecerle que los demás ciegos cantan son fingidos, en prejuicio de los verdaderos. Hizo y creó un alguacil de pobres, no para que los persiguiese, sino para que examinase si lo eran. “ Capítulo LI, página 654.
[10] Página 71 de las Meditaciones.
[11] “-Porque has de saber –Dice Don Quijote- que en los reinos y provincias nuevamente conquistados nuca están tan quietos los ánimos de sus naturales, ni tan de parte del nuevo señor, que no se tenga temor de que han de hacer alguna novedad para alterar de nuevo las cosas, y volver, como dicen, y probar ventura; y así es menester que el nuevo poseedor tenga entendimiento para saberse gobernar, y valor para ofender y defenderse ante cualquier acontecimiento” Capítulo XV de la Primera Parte, página 96.
[12] Las palabras del texto de Don quijote de la nota anterior son muy semejantes a las de Maquiavelo en algunos de los capítulos de su obra “El Príncipe”; este es uno de los muchos ejemplos posibles: “Y a este respecto se debe tener en cuenta hasta que punto no hay cosa más difícil de conseguir , ni más peligrosa de conducir, que hacerse promotor de la implantación de nuevas instituciones .La causa de tamaña dificultad reside en que el promotor tiene por enemigos a todos aquellos que sacan provecho del viejo orden y encuentra como únicos defensores a todos los que se verían beneficiados por el nuevo orden” Capítulo VI “De los principados nuevos adquiridos por las armas y la virtud”, página 56.
[13]Los varones prudentes, las repúblicas bien concertadas, por cuatro cosas han de tomar las armas, y desenvainar las espadas y poner en peligro sus personas vidas y haciendas.() A estas cinco causas capitales se pueden agregar algunas otras que sean justas y razonables, y que obliguen a tomar las armas.” Capítulo XII de la Segunda Parte, página 533.
[14] Capítulo XXV “En que medida están sometidos a la fortuna los asuntos humanos y de que forma se les ha de hacer frente” de “El Príncipe”. Página 135.
[15] Página 602.
[16] “-Lo que se te decir Sancho –dijo Don Quijote- es que no hay fortuna en el mundo, ni las cosas que en él suceden, buenas o malas que sean, vienen acaso, sino por particular providencia de los cielos; y de aquí viene lo que suele decirse: que cada uno es artífice de su ventura. Yo lo he sido de la mía, pero no con la prudencia necesaria, y así me han salido al gallarín mis presunciones” Capítulo LXVI de la Segunda Parte, página 726.
[17] En el texto de Cervantes aparece así:”Porque bien sé lo que es la valentía, que es una virtud –dice Don Quijote- que está puesta entre dos extremos viciosos, como son la cobardía y la temeridad, pero menos mal será que el que es valiente toque y suba al punto de temerario; que no que baje y toque en el punto de cobarde.” Capítulo XVII de la Segunda Parte, página 477. En Maquiavelo el príncipe si peca ha de ser en exceso tanto en el trato de los demás como en el manejo de las riquezas, porque el ser tenido como cruel o tacaño es más favorecedor para mantener las repúblicas que el ser considerado débil o magnánimo.
[18] Capítulo XXII de la Primera Parte, página 145.
[19]Lo que suelen hacer algunas mujercillas simple y algunos hombres embusteros bellacos, es algunas mixturas o venenos con que vuelven locos a los hombres, dando a entender que tienen fuerza para hacer querer el bien , siendo, como digo, cosa imposible forzar la voluntad” . [19] Capítulo XXII de la Primera Parte, página 145.
[20]Mal cristiano eres, Sancho –dijo oyendo esto don Quijote- porque nunca olvidas la injuria que una vez te han hecho: pues sábete que es de pechos nobles y generosos no hacer casos de niñerías” Capítulo XXI de la Primera Parte, página 136.
En la cual (ley de caballería) –dice don Quijote-se nos manda que hagamos bien a nuestros enemigos, y que amemos a los que nos aborrecen” Capítulo XXVII de la Segunda Parte, página 533.
[21] Página 52 de las meditaciones.
[22] Unamuno, Miguel de. “Vida de Don Quijote y Sancho”. Editorial Austral. Año 1976, Madrid. 234 páginas.
[23] Página 236 de la meditaciones.
[24]Y desnudándose con toda priesa los calzones, quedó en carnes y en pañales, y luego, sin más ni más, dio dos zapatetas en el aire, y dos tumbas, la cabeza abajo y los pies en alto”. Capítulo XXV de la Primera Parte, página 176.
[25]Yo se quién soy” dice Don Quijote en el capítulo V de la Primera Parte, página 44.
[26] Página 66 de las meditaciones.
[27] Página 225 de las meditaciones.

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