lunes, 5 de abril de 2010

La Carta de Mandé y otras tradiciones de Malí

En el siglo XIII, mientras que consolidaba la construcción del imperio de Malí, el soberano Soundjata Keita reunió a los notables para establecer una carta de vida común. Transmitida de generación en generación, la Carta de Mandé está fundada en valores profundamente enraizados en la sociedad Sudano-saheliense. Esta declaración africana de derechos humanos constituye un aporte mayúsculo al gran debate planetario sobre el destino de la Humanidad.





La comunidad de Mandé se funda sobre el entendimiento, la concordia, el amor, la libertad y la fraternidad. Ello significa que no habrá discriminación étnica ni racial en Mandé. Tal fin es uno de los objetivos de nuestra lucha. En consecuencia, los hijos de Sanené y Kontron hacen, en dirección a las doce partes del mundo y en nombre del pueblo de Mandé en su totalidad, la siguiente declaración:

Los niños de Sanené y Kontron declaran: toda vida humana es una vida. Es cierto que una vida es anterior a otra, pero una vida por ser anciana no es más respetable que otra, lo mismo que una vida no vale más que otra.
Toda vida es una vida; todo daño causado al prójimo exige una reparación. Por ello, que nadie moleste gratuitamente a su vecino, que nadie torture a sus semejantes, que nadie martirice al prójimo.
Los hijos de Sanené y Kontron declaran; que cada uno cuide a su semejante, que cada uno venere a sus progenitores, que cada uno eduque a sus hijos, que cada uno cubra las necesidades de su familia. Cada uno debe velar por la tierra de sus padres; por patria, país, o tierra de los padres se debe entender aquella ocupada por los hombres; ya que todo país, toda tierra que ve desaparecer a los hombres de su superficie conoce el declive y la desolación.
Los hijos de Sanené y Kontron declaran: el hambre no es una buena cosa; la esclavitud tampoco es una cosa buena; no hay peores cosas que aquéllas en este mundo. Mientras que nosotros dispongamos de las flechas y del arco el hambre no matará a nadie en Mandé, si por casualidad el hambre continuase; la guerra no destruirá jamás la aldea para extraer de ella esclavos; es decir que ninguno colocará en adelante en la boca de su semejante la muerte para poder venderlo; nadie será más golpeado o asesinado en Mandé por ser hijo de un esclavo.
Los hijos de Sanené y Kontron declaran: la esencia de la esclavitud está apagada este día, “de un muro a otro”, de una frontera a otra en Mandé; las razzias están prohibidas desde este día en Mandé; los tormentos nacidos de estos horrores desaparecerán desde este día en Mandé. ¡Qué horror es el hambre! Un hambriento ignora todo pudor, todo castigo. Qué sufrimiento espantoso el del esclavo y el hambriento, sobretodo de los que no disponen de ningún recurso. La esclavitud es despojada de su dignidad en todos los lugares del mundo.
Las gentes de antaño nos decían: “El hombre en tanto que individuo hecho de carne y hueso, de médula y de nervios, de piel recubierta de vello y pelo se alimenta de alimentos y de bebidas; pero su alma, su espíritu vive de tres cosas: ver aquello que desea ver, decir aquello que desea decir y hacer aquello que desea hacer. Si una sola de estas cosas le faltase al alma, ella sufrirá y se apagará seguramente” En consecuencia los niños de Sanéné y Króntrón declaran: cada uno dispone desde ahora de su persona, cada uno es libre de elegir sus actos, sobre el respeto de las “prohibiciones”, de las leyes de su patria.
Tal es el juramento de Mandé dirigido a todos los oídos del mundo entero.

El funcionamiento del universo.

El universo es progreso hasta lo inmutable, lo ilimitado y lo increado.

La persona humana.

El hombre es el fin, el sello de la creación, y su luminiscencia.




El matrimonio

El matrimonio no es la esclavitud; no puedes ser más una vil mercancía, y mucho menos un enfrentamiento entre sexos. Se funda sobre el amor que emana del alma.

La nobleza del alma

No existe en la sabana, un árbol más grande que el roble: si dos personas se ponen de pie una sobre otra ninguna tendrá en la espalda el sol. No existe en la sabana un árbol más ancho que el baobab: tala su tronco y no encontrarás poco con lo que confeccionar una escalera. Así la amplitud del cuerpo cuenta poco, lo mismo que la altura de talla. Lo que importa de un hombre, es la nobleza del alma y las cualidades que ella posee.

Lo que importa de una persona digna de dicho nombre, es vivir en concordia con sus semejantes permaneciendo en acuerdo íntimo consigo mismo.

La vergüenza y sus dos hijos, la luna y el sol.

La Luna y el Sol son de la misma madre. La Luna sorprende un día a ésta en su baño; ella la contempla, la mira, hasta que exclama; “¡Mamá qué bella eres! Mi hijo, dice la madre, cada vez que tu aparezcas en público, que cada persona te observe sin descanso.”
Poco tiempo después, es el turno del Sol de sorprender a su madre en el baño. El desvía rápidamente los ojos, y huye a toda velocidad; abre siete puertas que cierra detrás de él, antes de ir a meter su cabeza bajo una sábana: “Mi hijo, cada vez que aparezcas en público, toda persona que intente observarte que tendrá los ojos llenos de lágrimas. Desde aquél día, hasta hoy, incluso los niños ven la Luna como ellos la entienden, mientras que nadie mira el Sol sin ser deslumbrado.



El canto del trabajo de tejer o la armonía del mundo

Tal dice una cosa que el otro no conoce; tal no sabe una cosa que el otro sabe, clama la polea.
Tal precede otra, otra le sigue; tal sigue a otra, otra le precede, es la cadencia de los pedales.
Aquél se marcha, el otro llega; uno llega, el otro se marcha, canta la nave.
Uno sube, el otro desciende; tal desciende, el otro sube, se ponen en liza.
¡Acuerdo!, ¡Acuerdo!, ¡Acuerdo! Entendámonos, nada no vale el acuerdo: así se edifica el mundo, así acabará el mundo, así se (naquer) el mundo, así se irá el mundo, recalca el peine.


El cocodrilo sagrado

Mari el dios de las orillas, Mari que trazas los signos sagrados desplazándote, Mari que acosas a aquellos que vienen a manchar el dominio de Fâro, la diosa del agua; Mari el dios de las orillas tu eres el cocodrilo guardián de la cosa divina que frecuentas las arenas de las playas lo mismo que los peñascos que bordean los ríos y los mares.

En el mundo humano el tiempo se divide en tres partes, el tiempo de decir, el tiempo de hacer, y el tiempo de ver.
Por ello, cuando llega el día en el que tu palabra debe ser dicha, ¡anuncia¡
Cuando llega el día en el que el problema debe ser realizado, ¡actúa! Y cuando llegue el día de examinar todo lo anterior, entonces haz balance. El mundo humano son estos tres tiempos.
Vida y resurrección

Aquello que ha creado la muerte es lo mismo que ha creado la vida. Aquello que ha creado la vida es lo mismo que ha creado la muerte. La muerte es una verdad, una realidad, y la resurrección una mentira, una impostura.

Venimos al mundo entre manos humanas. Nos vamos de él entre manos humanas. El humano no deviene humano sin compañía humana. El humano no se hace humano a su aire. Es por ello que decimos: el último remedio del ser humano es el prójimo.

Sirius

Estrella anunciadora de ritos de paso, ahí estás brillante de blancura. Vienes a anunciar la buena nueva las madres. Cuando Sirius brilla en todo su esplendor, las madres se emocionan y exclaman: ¡Oh! ¡Mi hijo querido!

Si lo has entendido: negro, comprende: tenebroso. Si lo has entendido: lo tenebroso, comprende: misterio. El lugar de donde todo viene, el lugar a donde todo va, ¡misterio!
Ya que el mundo es tenebroso, oscuridad incognoscible, el mundo es misterio, misterio impenetrable.


Entiende el canto del coucal, en el bosque del río, sobre el árbol más grande, el coucal hizo su canto: la vida dura poco por estos lugares.
Sepáranos de la dureza, de la dureza de esta vida. Ejerzamos primero la bondad, la bondad prepara el mañana.
Compadezcámonos de los pobres, de los pobres de esta vida. Y temamos la vida de este mundo, en estos lugares, la vida no dura mucho.
Aunque la misma vida te hubiese hecho un poderoso rey, tu fin seguiría. Aunque la misma vida te hubiese hecho un árbol poderoso, tu fin continuaría.

El caballo de guerra

¡El asalto del caballo de guerra! ¡Tú surges sin razón, tambor de ataque! ¡tú surges sin razón tambor de pillaje! Capitán fogoso de los hijos sin freno, extranjero devastador de vez en cuando, caballo de guerra, devastas y arruinas, masacras aquello que te aloja. Extranjero por la noche, señor de la villa al amanecer.
Caballo de guerra, tus patas delanteras cavan la tumba, tus patas traseras la cierran. Tu cola expande la desgracia, tu cuerpo la sacude, tus párpados le molestan, tu morro la escupe, tus orejas le marcan la ruta, sacudes la cabeza como el rey de los buitres, creemos que observas pero avanzas sin ver y destruyendo.

Gran Serpiente Lové todo lo que he hecho en mi vida no es mío de hecho; Gran Serpiente Lové ¿Aquello que ha sido terminado por Dios no es más “anciano”, más valioso que mi vida de hombre?
Ahórramelo entonces, Gran Serpiente, Gran Lové.
¡Oh Serpiente!
¡Oh Serpiente!
La muerte no es buena. Voy a cogerla en el largo camino del más allá.
¡Que ella no es buena, la muerte!