jueves, 20 de noviembre de 2008

HIJOS DE LA HISTORIA

Algunos confunden la Historia con ese Dios cristiano y justiciero; Ese que te espera a la salida de la vida y te repasa de arriba abajo cual contertulio del más beligerante programa del corazón que se precie: “¡ningún pecado quedará impune!”; a fe que sí miarma!!! Aznar es uno de esos. En la plenitud de su vida parece haberle llegado el momento de verse en el espejo reflejando al mismísimo Cid Campeador. Ya siente bajo su yelmo la patria y acaricia con su diestra la firme Colada o la filosa Tizona que lo mismo da. Según nuestro ex presidente la Historia acabará haciendo justicia y reconociendo la labor de Bush en pos de la libertad. Es probable que sea así, sobre todo porque al pillín de José María se le olvidó apuntillar que la Historia la hacen los hombres y la cuentan los hombres, y entre tanto hijodeputa suelto, ya habrá alguno que se encargue de edulcorar el conflicto de Irak y de hacer de la miseria y la barbarie la historia de un camino que otros terminarán por recorrer.
Lo mismo ocurre con la famosa madre Maravillas. A algún “hijo de la historia” se le ha ocurrido conmemorar su persecución con un particular homenaje en forma de placa en la casa de todos los españoles. Y lo hace de buena fe, pues en la “Historia” que le contaron, los españoles sólo eran la mitad, en concreto aquellos que enfundados de un honor patrio pisotearon al resto de rojos de mierda que en palabras de algún padre de la santa Iglesia trajeron la destrucción de España y amenazaron para siempre el santo destino de una nación como la nuestra, tan prolija en ganarse un puesto en el cielo, con sus tres añitos de República ignominiosa. Si aún no has vomitado lector es porque tienes el estomago a prueba de bombas, o porque ya has leído demasiadas declaraciones de los portavoces del PP y se te ha hecho el cuerpo.

Es curioso comprobar cómo el espíritu faccioso no desaparece, cómo el cristiano viejo resurge de sus cenizas y combate el laicismo, la concordia y en definitiva indirectamente la democracia, una tarde sí y otra también. Siempre operando desde el cinismo; ése que les hace un día ver en la cumbre del G-20 el momento clave en el que España no estará, y otras la cita más baladí de la historia donde España tuvo un papel de comparsa y poco más; ése que les hace denigrar la asignatura que forma ciudadanos y que identifica la patria con la constitución y los deberes democráticos, a favor de esa otra que dicta que Jesús murió por todos nosotros y por nuestros pecados y que más allá del vecino está la gloria, y que más allá de la ley y el consenso está la verdad divina hecha dogma irrefutable.

Entretanto las madres buenas, esas que cumplen con el santo oficio y colocan a sus pequeñines hijos de la historia en los mejores colegios, siguen la tradición castiza y se vuelven putas en la cama y señoras en el cocktail. Las diferenciarán porque en sus manos, el panfleto del hospital Carlos III que dice que el SIDA se previene con castidad y que si eres homosexual probablemente tengas un serio problema psicológico, no les quemará en las manos. Y así estamos, invariables desde siempre, aguantando al señorito y su caballo. Así será por el resto de los días, pues siempre habrá un historiador preparado para volver dios o héroe al primer terrateniente inmisericorde que lo necesite, al primer ex presidente genocida ávido de gloria, al primer Borbón hijodeputa y asesino que se le cruce en el camino. Por eso Doña Sofía es una gran señora, y no le apesta la boca. Ni a ella, ni a su padre ni a la madre que la mal parió.

jueves, 16 de octubre de 2008

LOS TESTAMENTOS TRAICIONADOS

La más que conocida infidelidad del mejor amigo de Kafka proporcionó a la historia de la literatura una nueva cumbre, un nuevo universo, un nuevo espacio narrativo para que el malogrado ser humano y su infamia tuvieran cabida. Sin embargo, a todos aquellos que leemos El Proceso o El Castillo, nos embarga un inevitable sentimiento de culpa: el de ser espectadores de una traición que nos abre las puertas de una intimidad cerrada al público; el de habitar en el último reducto de una dignidad ultrajada.
El tiempo, y sus rapsodas se encargarán de decidir cuándo nuestra obra está acabada; cuándo nuestra vida puede ofrecerse al público, cuándo a fin de cuentas, nos volveremos palabras e interpretaciones y desaparecerá la carne. Esta era la tesis de Kundera en el libro que sirve de título al presente artículo, sin embargo, la complejidad de las cosas ha convertido lo aparentemente negativo de su tesis en la piedra angular de la justicia con la que los que ahora configuramos el presente deseamos que se escriba la historia.
El dilema ético que supone la intromisión en la intimidad de los actos se vuelve del revés cuando lo que sale a la luz no son las ideas que reposaban en el cajón de algún viejo escritorio, o los íntimos diarios en los que dejamos constancia de aquello que fuimos y que solo nos contábamos a nosotros mismos, sino los huesos y su miseria última. Cuando lo que desaparece es nuestra ficción y el retrato que hicimos de nosotros y nos golpea la miseria de aquellos de nuestros actos que fueron o tuvieron consecuencias para el bien público, entonces la traición torna en brazo ejecutor de la ciega justicia.

La historia ofrece increíbles paradojas. En Kundera su traición se ha vuelto testamentaria de la cobardía y el miedo. El Instituto para el Estudio de los Regímenes Totalitarios, con sede en Praga, cuyo objetivo es estudiar los dos periodos históricos en los que el país centroeuropeo vivió bajo una dictadura, ha publicado recientemente que Kundera denunció en 1950 a la policía comunista a Miroslav Dvoracek, que como consecuencia, pasó 14 años condenado a trabajos forzados en una mina de uranio. El hombre no ha escapado por las palabras a su mancha (podríamos decir que no ha tenido tanta suerte como Ortega).
Hoy mismo el juez Garzón comenzará a actuar de oficio contra todos aquellos falangistas criminales que persiguieron y ejecutaron de forma ilegal a sus detractores políticos (el proceso comenzará con la pedida de la partida de defunción del general Franco, principal inculpado); porque los crímenes contra la dignidad no prescriben, porque quizá Max Brod sea culpable al dictamen de la amistad pero aquellos que sesgaron y arruinaron tantas vidas lo son a los ojos de la ley.
Nosotros que no necesitamos de la geometría, no alzamos la voz cuando el discurso se rompe y de repente se vuelve asimétrico, cuando la “transición española” pierde su aura de perfección, cuando la estabilidad se desintegra para dar paso a un nuevo consenso basado en la legítima justicia.
Somos deudores de los traidores de la carne, de los informadores de los hechos; la verdad es un Aleph: siempre refleja el mundo de nuevo para que los escritores volvamos a escribirlo; a algunos esta labor les desagrada, quizá se guarden de que alguien descubra que su pluma o su fortuna están manchadas de sangre

sábado, 4 de octubre de 2008

Homo sibi Deus.

El hombre es para sí su realidad, su derecho, su mundo, su Dios. Este es el significado del título y la consecuencia del proceso de secularización en todos los ámbitos iniciado en la Ilustración y culminado en el "Dios ha muerto" nietzscheano.
Todo sistema político, económico y social se funda en una determinada concepción del hombre; según se haga predominar en él una característica u otra se tenderá a un sistema de un color u otro. En estos convulsos dias tenemos en juego el concepto establecido de hombre; cada vez se pone más en duda que la libertad sea el elemento fundamental del hombre sobre el que deba organizarse nuestra sociedad -ojo con la vuelta del facismo y la renuncia a la libertad por seguridad- pues de ello se derivan sistemas como el norteamericano, donde en respeto de dicho concepto y en beneficio de los que poseeen dinero, se eliminan barreras dentro del sistema que perturben la libertad. Todo por la libertad; si algo limita es necesario eliminarlo y el campeón de las limitaciones es el Estado, -conoced a Nozick y comprendereis el concepto de estado norteamericano para el futuro- el principal enemigo junto al socialismo de nuestro "hombre liberal"-"homo oeconomicus".
Paradójicamente el país de la libertad. EE.UU, debido a la crisis producida por el exceso de libertad en las relaciones y transacciones económicas, se ha visto obligado a actuar como esos despreciables sociatas keynesianos, interviniendo la economía con un plan estatal de rescate financiero. Pocos se han equivocado y son responsables, pero muchos van a pagar no siéndolo. Aquí tiene el paréntesis en la economia de mercado que demandaba el presidente de la CEOE. ¿Lo habría imaginado hace tres años? Que fácil es unirse al sistema pese a llevar años intentando socavarlo para que los ricos aumenten sus beneficios y cuentas liberales en el extranjero evadiendo impuestos.
Pese al ejemplo tan claro de las consecuencias de un sistema liberal salvaje como el norteamericano, nuestros ilustres liberales neoconservadores, haciendo gala de la nula visión política que les caracteriza, pues sólo ven dinero, no beneficio común, siguen aplicando medidas "liberalizadoras" de servicios básicos como la sanidad o la educación. Y ello complementado con la presencia reevangelizadora en dichos servicios, para servir a todos con su luz cegadora, de la madre iglesia. Una mezcla tan explosiva como inexplicable, pero real y preocupante.
La crisis ninja, subprime o financiera, sólo es la culminación de unas políticas inhumanas y voraces del mismo sistema político con el pueblo de EE.UU, porque el solo hecho de la falta de un sistema público de asistencia sanitaria en un país de ya más de 300 millones de habitantes, con 36,5 millones de pobres y 47 millones de personas sin seguro médico pone en entredicho todo el sistema y la idea de hombre en que se asienta.
Un caso muy conocido de la falta de preocupación por lo público en EE.UU es el acaecido en los años 80 con las compañias de coches, las cuales para aumentar sus ventas compraron las empresas de autobuses urbanos y las llevaron a quiebra; ello aumentó en efecto sus ventas de coches debido a la necesidad de desplazarse de los ciudadanos pero excluyó a muchos de ellos, al no poder desplazarse en coche por no poder comprarlo y no haber autobuses. Muchas de estas personas quedan recluidas en sus barrios y no conocen apenas la ciudad donde viven. De ello se derivan guettos y los problemas asociados a ellos. Esto, junto al caso de EE.UU y la crisis, es solo un ejemplo gráfico del que debemos deducir que para ejercer la libertad no sólo es necesario eliminar obstáculos para poder disfrutarla sino crear reglas para asegurar el poder ejercitarla en igualdad y con responsabilidad.

miércoles, 27 de agosto de 2008

Retazos de África.


Raras situaciones en las que me he visto envuelto en estas vacaciones gracias a poder viajar a sitios tan dispares como Irlanda o Malí. Ya sabemos que viajar abre la mente pero también puede paralizarla por los contrastes vistos y los interrogantes que nacen de los mismos.

Evidentemente África es un continente tremendamente heterogéneo en lo cultural y lo político, y servidor solo ha sido testigo efímero de paso en Marruecos, Mauritania y Malí. Los tres son países musulmanes. Mauritania es una república islámica; es en éste país donde más se percibe y muestra el modo de vivir islámico. También es relevante que recibe jugosas "donaciones" saudíes para construir mezquitas y expandir su ideología wahabita, "madre" de exaltados como los que asesinaron a la familia francesa en Aleg. De los tres países el mauritano es el más retrasado en todos los ámbitos; su política está dominada por los generales y los golpes de estado son constantes; tenemos experiencia de ello pues hubo uno dos dias antes de que entraramos al país.

España tiene un papel relevante en la situación de Mauritania, pues tiene importantes intereses pesqueros en el mismo, que hacen tomar a nuestro gobierno una posición tolerante hacia lo que ocurre, aunque sea un golpe de estado, con tal de mantener los acuerdos de pesca. Esto es la razón de estado de un país sobre el interés del pueblo de otro, pese a que el mismo ha solicitado elecciones democráticas en manifestaciones recientes.

Si algo ha marcado nuestra visita a Mauritania han sido los constantes controles militares y policiales, y el soborno practicado en los mismos a lo largo del país. Cada ciudad mas o menos importante tenia dos controles, uno a la entrada y otro a la salida, luego a lo largo de nuestro trayecto por todo el país hemos pasado una veintena de ellos, en los que debíamos de entregar cada persona una ficha con todos nuestro datos. Con ellas pueden reconstruir perfectamente nuestro viaje, el itinerario, las paradas, etc. Un estado de control absoluto en el que los únicos vigilados éramos nosotros, pues no ví a ningún mauritano entregar fichas o "donar" a los guardias el "cadeau"(regalo). En cada control sentias la indefensión ante la autoridad representada por los gendarmes, debido a su arbitrariedad; estábamos a su libre arbitrio, podían registrarte o no, pararte o no, pedirte la documentación o no; ante ello y para evitar problemas la mejor solución, el "regalito". A veces te lo pedían directamente, otras te preguntaban por los negocios o te pedían una "contribución" a la gendarmería.

Uno de nosotros fue extorsionado en el puesto de entrada a Mauritania en Bir Gandouz por los militares, que cuando llegas te encierran en una pequeña habitación con dos policias dentro y uno en la puerta, que se mantenía cerrada siempre que estabamos uno dentro. Ambiente kafkiano, y cierto recuerdo a Josef K. Te preguntan lo que quieren y te extorsionan como quieren; mi miopía ascente me salvó de perder las gafas de sol, que le gustaron al jefe. No tuvo tanta suerte un amigo, que tuvo que pagar en la encerrona dinero para poder recuperar su pasaporte.

Al ser una república islámica no permiten beber ni introducir alcohol, pero hacen la vista gorda con botellas de alcohol por los regalitos. La capital de Mauritania, Nouakchott, es un caos circulatorio constante de Mercedes 190, el coche mayoritario entre los mauritanos que poseen uno. El mercado de la ciudad está lleno de pequeños puestos con techo de ramas y todo tipo de productos, entre los que destacan los pecados recogidos por los cayucos, los mismos que parten para Canarias.

De los tres países visitados es el más cercano a Europa, Marruecos, el que más se asemeja a nosotros en cuanto a desarrollo; me ha sorprendido la política marroquí en el antiguo Sáhara español, no el ser consciente de la misma, que lo era, sino el verla plasmada en el terreno. Muchas ideas plasmadas en dicha zona recogen muchas sugerencias de Maquiavelo explicadas en su "Príncipe" acerca de como hacer que una zona ajena sea propia no sólo por derecho sino también por la convicción de los que habitan esa zona de que es así, y de que es bueno que mantenga en el futuro. En ciudades del Sáhara español como Laayoune se mantienen vestigios del pasado español: calles rotuladas en castellano, cientos de Land Rover fabricados en Santana abandonados por los españoles y hispanohablantes. Se está dando una colonización del Sáhara por Marruecos de diversas formas; la primera de ellas es construyendo barrios y casas nuevas para desplazar a las mismas a marroquíes para tener mayor presencia del colonizador; el ejército es otro elemento colonizador relevante, pues ciudades como la mencionada Laayoune y Boujdour están llenas de sedes permanentes de múltiples unidades del ejército marroquí, que ha reutilizado algunas viejas instalaciones españolas. Las maniobras militares en territorio sahariano han sido bastante multitudinarias y bastante visibles por nosotros. Todo Marruecos en general, pero en especial el Sáhara y las ciudades mencionadas, estan llenas de miles de banderas marroquíes y de gigantescos retratos del rey marroquí que recuerdan por su forma y estética a los de Sadam Hussein en Irak; el rey aparece vestido de militar, con traje de chaqueta, con chilaba, degollando un cordero, etc.
La inversión de dinero marroquí en territorio sahariano es palpable en las ciudades, que tienen, a diferencias de muchas del norte de Marruecos, bonitos parques, gran limpieza, etc. Es significativo el encuentro con un saharaui en la entrada a Marruecos en Bir Gandouz; era un chico de 22 años que estudiaba en Laayoune; él y su familia fueron registrados minuciosamente, hasta la saciedad, tal como el chico me dijo que iban a hacer. Ello confirmó el trato "especial" que sufren; son sospechosos por ser saharauis como otros los son por ser latinos en EEUU o gitanos en Italia.
Por último comentar la situación de Malí desde mi experiencia; parece que es un país que va por el buen camino, pues ha reducido en los últimos años el PIB dedicado a gasto militar, aunque tiene problemas graves, como el encarecimiento de la vida y de la comida, y el tener a la mitad de la población con menos de 30 años, muchos con menos de 15. Dicho esto no era raro encontrar en los campos a multitud de niños trabajando la tierra pese a los muchos carteles en contra del trabajo infantil a lo largo de Malí. Los viejos que ví, contados con una mano.
La carretera más importante del país, que lo recorre de oeste a este, ha sido financiada por la Unión Europea; pese a ello hay que pagar un peaje por circular por ella. Doble beneficio para ellos, la tienen y además le sacan beneficio. La UE tiene múltiples proyectos en Malí; hay que destacar también el programa de los EEUU contra el SIDA, el USAID, que tiene muchos centros a lo largo del país para ofrecer asistencia a enfermos seropositivos. Las campañas contra el SIDA son visibles en todas las ciudades; hay múltiples carteles invitando a hacerse la prueba, a solidarizarse y a ayudar a los enfermos. Es curioso que en los carteles las personas que aparecen estén pintadas de blanco y no de negro.
En muchos sitios de Malí había esloganes del tipo; "Yo pago mis impuestos a la comuna, ¿Y tú?","Nuestro objetivo es la seguridad y una oportunidad para cada niño". Incluso el país tiene un eslogan propio al estilo francés; "un país, una fe, un destino". Ya se sabe que lo primero para cambiar la realidad es la intención y al menos en apariencia ella se da en Malí. Tanto en Nioro du Sahel como en Bamako, capital de Malí, destacan por sus proporciones los monumentos a las víctimas del colonialismo. Sarkozy no es muy querido por Malí después de su discurso de Dakar en el que entre otras ideas, minimizó los efectos del colonialismo; en una parte de su discurso escrita pero no pronunciada oficialmente se decía que "los negros se encargaron de vender a sus compatriotas". Tienen muy presente su pasado y la presencia europea, y no vacilan algunos en acusarnos de avasallar sus costumbres, no respetar sus leyes y creernos mejores que ellos. "La única diferencia entre tú y yo es esto, la piel" me decía un vendedor que me acosaba en Bamako después de decirle por vigésima vez que no deseaba nada. ¡Ojalá fuese la piel la única diferencia entre tú y yo pensaba en ése momento!
De todas las ciudades visitadas a lo largo del viaje la que más me impactó fue Djenné; conocida mundialmente por su mezquita, patrimonio de la humanidad. Si un medievalista buscase en el mundo una ciudad parecida en la actualidad a una medieval, ahí tiene a Djenné, que cumple la estructura medieval de ciudad (catedral y miseria absoluta alrededor) pero en vez de catedral tiene mezquita. Calles estrechas, sin asfaltar, sin agua, sin luz, llenas de vertidos fecales mezclados con el barro producido por las constantes lluvias, etc. El paseo por la medina fue una inmersión en la miseria y la pobreza absoluta, pero también en ella los niños pequeños reían cuando les daba la mano, ajenos a todo.
A diferencia de Marruecos y Mauritania, en Malí son visibles las iglesias protestantes y católicas, lo que es reflejo de una mayor tolerancia religiosa. Para terminar y dejar de aburrir el eslogan que me llamó más la atención de todos, el del banco BINYALI "El banco que no presta dinero a los ricos". Esta frase resume la situación de Malí en la actualidad, pero hay que decir que hay esperanza y ella se llama EDUCACIÓN; en todos los lugares que he visitado he visto colegios y la mayoría de chicos con los que he hablado van a los mismos, así que sólo podemos depositar la esperanza de progreso en este proceso tan lento y arduo, pues si la tuviese que centrar en nosotros los ricos, no me apostaría ni un franco CFA viendo nuestro comportamiento en la lejanía y cuando estamos entre ellos.



viernes, 8 de agosto de 2008

PERICLES Y EL CHOFER DE BIN LADEN

Así sentenció el más polémico de los gobernadores de EEUU, el carnicero Rick Perry, cuando una periodista le preguntó sobre el caso de un condenado a muerte mexicano: “El tribunal de La Haya no tiene jurisdicción en Texas”. En ese momento, José Ernesto Medellín, a pesar de las protestas del gobierno mexicano y la petición para la revisión de su caso por parte de la Corte Internacional de Justicia, era ejecutado en la cárcel de Huntsville. El Tribunal Supremo estadounidense ya había sentenciado que el gobierno federal no tenía la autoridad unilateral parta hacer cumplir a los tejanos los dictámenes de la justicia internacional. Una sentencia que coloca a EEUU fuera de la órbita jurisdiccional internacional y que compromete el tratado de Viena acerca de las Relaciones Consulares y la garantía que éstas suponen para cualquier detenido extranjero a pedir ayuda al consulado de su país; y que ha convertido Texas en un castillo feudal, donde el que blande la espada más grande manda, y donde la ley es hija de la sensibilidad de un puñado de cowboys émulos caballeros de una mesa redonda donde se rinde homenaje al pistolero de los pistoleros: Mr Perry y su colt 45.
Parece que el sueño americano se ha propuesto darle la razón a Hobbes y llevarlo más allá de su Leviatán, convirtiendo el panorama internacional en un estado de naturaleza beligerante y haciendo que la democracia albergue una carnicera plagada de injusticia al más puro estilo medieval. Algo de gracia debe hacerle al yemení Salim Hamdam la impenetrabilidad jurídica con la que Perry ha dotado a Texas. Sí; porque parece ser que determinados países no solo no gozan de la posibilidad de apelar a la ley internacional, sino que lejos de eso, sus ciudadanos apenas saben que ley los condenará y de que consenso y país provendrá. Al pobre Salim ya se lo han puesto bastante claro: te condena EEUU, o mejor dicho, un puñado de marines sin nada mejor que hacer que dar un poco por el culo.

La sentencia dice que Salim es culpable de “apoyo material al terrorismo”. !!!!!!!!! Todas esas exclamaciones parecen pocas cuando descubrimos que Salim Ahmed Hamdan era chofer, trabajó cuatro años para Bin Laden, (como lo hubiera hecho para Joselito) porque necesitaba dinero (cobraba unos 126 euros al mes), que Khalid Sheik Mohammed, cerebro de los atentados contra las torres gemelas, testificó que el pobre Salim no tenía nada que ver en las operaciones militares, entre otras cosas porque solo estaba preparado para cambiar el aceite del coche, lavar los filtros y poco más.
Guantánamo tiene que tener alguna salida jurídica, entre otras cosas para que la Historia no recuerde a Bush y a Blair como los genocidas más sanguinarios del siglo XXI. De los 800 presuntos terroristas que fueron encarcelados en Guantánamo desde el 11 de enero de 2002, unos 500 han sido liberados exentos de cualquier culpabilidad, aunque por supuesto llevando a sus espaldas el peso de la tortura sistemática que nuestra civilización les ha impuesto durante lo penoso de sus vidas y durante su estancia ilegítima en la cárcel. Salim ha carecido de los derechos básicos durante los seis años que ha estado encarcelado sin conocer sus cargos, amen de los interrogatorios ilegales y la tortura a la que se ha visto impuesto. Para que todo tenga sentido, un marine lo condenará a cadena perpetua haciendo un alarde de imaginación y manteniendo el discurso pacificador de la gran metrópoli para justificar que la muerte de algunos no vale una mierda si con ella pagamos la estabilidad y el orden de las democracias que tanto nos costó fundar.
Que pasaría si en realidad fuésemos los malos…. Si nuestra forma de vida no fuese más que el reflejo de una carnicería y una depredación sobre los pueblos que surten de materias primas a nuestro tecnificado mundo. ¿Qué deberíamos de hacer? Pericles por boca de Tucídides lo tenía claro y cito un fragmento de la Historia de la Guerra del Peloponeso: “Este imperio que poseéis (se refiere a la democracia ateniense y sus colonias) ya es como una tiranía: conseguirla parece ser una injusticia, pero abandonarla constituye un peligro”. ¿Estamos en esa situación?, ¿somos los tiranos y ya solo nos queda perpetuar este estatus quo de violencia para evitar que se vuelva contra nosotros? ¿Somos justos con Oriente Medio cuando lo sentenciamos ideológicamente escondiendo nuestra praxis basada en la fuerza, el sometimiento y la injusticia sistemática?
Tucídides tiene la solución y el problema: la democracia necesita de la guerra y de la conquista para mantener el bienestar y con él la cohesión de sus ciudadanos libres.
Mira para donde quieras lector, pero recuerda que cuando muevas las manos, salpicarás de sangre al que esté a tu lado.

miércoles, 6 de agosto de 2008

EL REY QUE VINO DEL CIELO

“Somos seres energéticos” y nuestra energía procede de un ser superior. La explicación del complejo mundo y de los seres que en él habitamos esclarecidos por la mística de las palabras del gurú Dragan Dabic, a la postre una ficción hecha carne que ocultaba al malogrado carnicero Radovan Karadzic, padre legítimo del sesgo de millones de vidas humanas en la guerra serbo-bosnia. Como si de una paradójica metáfora se tratara, su caso ilumina el carácter inviolable del poder, aquello de lo que parece, no puede desprenderse cuando el público que lo soporta “mira el dedo cuando el sabio señala la luna”: su sacralidad.

Omar Hasan al Bashir, el genocida sudanés, se agarra a los mismos argumentos teológicos para salvar las apariencias ante un pueblo incapaz de comprender lo que le ocurre, inofensivo ante los acontecimientos. Cuando en Al Fasher, ante una multitud ávida de lider y exenta de memoria, arguye: “no nos postraremos ante nadie mas que ante Dios”, parece deducir de la calamidad, su carácter mediador, similar a aquel que el vicario de Cristo presumía poseer: el nexo de unión entre esa fuerza trascendente (la única capaz de establecer lo justo) y el resto de los mortales. Ese parece ser el tribunal que esperan algunos, el control que ceden al poder tiránico, el efecto infame de dejar la vida en manos de otro, de organizar el mundo en criaturas, dioses y héroes ufanos.

Algo parecido ocurre, salvando las diferencias, con el campeón Uribe. Una suerte de Aquiles iracundo capaz de hacer olvidar la corrupción y la ineficacia ofreciéndole al pueblo el logro militar esperado; estableciendo con él, un clientelismo de rememoraciones feudales: “yo elimino a vuestro enemigo; vosotros me juráis lealtad eterna y me concedéis poderes absolutos”. Quizá el Leonidas que necesita Colombia; quizá la enfermedad crónica de su democracia.

Es posible que la democracia adolezca ante las circunstancias; que su debilidad sea la conjunción de los hechos humanos y los hombres que lo administran; quizá la falta de una virtud pública, quizá sencillamente su imposibilidad ante la violencia.

Puede que sea verdad que el pueblo se vuelva inoperante cuando la situación es conflictiva y prefiera un Napoleón que les de sentido o un Mesías que les de salvación o castigo, antes que un Madison que les pinte la realidad con su crudo color. Decía Russell que cuando los filósofos no pueden incidir en el poder inventan religiones; decía Madison que jamás nos pondremos de acuerdo y que ese debe ser el principio de gobierno.

Alguien debería decirle al mundo y al pueblo expectante que ambos llevan razón. Hacerles olvidar la magia de aquellos que unidireccionan sus vidas, desenmascarar cualquier atisbo teológico-trascendente o heroico-tiránico que amenace su democracia; y acercarlos al laberinto que supone ser ciudadano y vivir en democracia; destacarles que esa es su única savia.

jueves, 17 de julio de 2008

FORMAS DE INMORTALIDAD

Ingrid Betancourt recuperó su mortalidad tras su insólito rescate. Recuperó de un segundo a otro la carnalidad y el tiempo. Volvió para sí la muerte, la recibió gustosa y la colocó de nuevo en el horizonte insondable de sus días. Es curioso como trabaja el tiempo a sus insospechadas víctimas. En la fábula de Borges el huidizo Homero había olvidado su inmortalidad, y creía ser el intempestivo Craso, el ingenioso William Standford, tal vez incluso, creyó ser el genial Borges, o el apasionado lector que, perplejo, fatigaba las palabras que cantaban su extraña historia. Aquiles sabía de la belleza efímera de sus actos y de la incapacidad divina para degustarla. Tal vez porque el ineludible final transformaba cada acto heroico en el único, cada segundo en el último. La posibilidad de morir ha vuelto humana a Ingrid, el vertiginoso mundo dará buena cuenta de ello.

Mas allá de la contingencia, sigue habiendo una cantidad ingente de inmortales, de olvidados que han perdido toda probabilidad de ser, de existir, de pertenecer al tiempo o a la historia, que en palabras de Marx solo comenzará cuando aquellos que la protagonizan lo hagan de manera libre. Las FARC, Videla, el malogrado comandante Fidel, todos han aportado su granito de arena para parar el tiempo, para hacerlo denso y gelatinoso. Todos son culpables de la mayor de las atrocidades que un ser humano puede padecer: la anónima eternidad.

Los familiares de los secuestrados por la guerrilla colombiana soportan esa extraña conciencia de vestir luto por alguien que no morirá jamás. Los cubanos han convertido sus días bajo la mano de Fidel en una extraña monotonía, en la repetición inagotable de una imposibilidad; han dejado de ser ciudadanos para convertirse en el engranaje operativo de un régimen alimentado por las vetustas consignas que apelan a la patria y la identifican con el sacrificio o la muerte. Una muerte sin nombre, anónima, como la de aquellos que lucharon en pos del comunismo en Angola, como la de aquellos mártires que convirtieron lo sagrado de sus vidas en un número en la estadística, en una visita con una oración programada en la memoria: “aquí tiene los restos de su hijo, murió luchando por la patria; el comunismo conmemorará su nombre…”.Pero no será así. Nadie los recordará, la vida de aquellos que los lloran es también una forma de atemporalidad, han perdido toda capacidad para cambiar las cosas, así como nosotros toda sensibilidad para entender su drama.

El tiempo, el maravilloso tiempo hijo primogénito de la libertad es mi consigna. Condeno todo aquello que lo paraliza, todo aquello que lo vuelve inmoral. Lloro la inmortalidad de los miles de sudaneses que jamás disfrutaron de historia, que jamás fueron parte activa de la discordia que la libertad genera, lamento en cada palabra lo apagado de los días de aquellos irakíes que han perdido ya la voz. Desprecio cualquier tipo de propaganda que ofrezca democracia enlatada al precio de la muerte burda, de la muerte genérica, la más hijadeputa de todas. Un mundo lleno de inmortales…. Es el olvido y no el recuerdo lo que vuelve sempiternos a los seres, lo que los ubica en el desencontrado limbo de la barbarie. Ojo avizor hermano, porque no se encuentra lejos ese lugar inhóspito del que hablo; vigila, porque no estamos exentos de padecerlo. Mi madre decía que si era un niño bueno iría al cielo…. Que extraña recompensa la de aquel que transforma lo único que fuiste capaz de hacer, en algo sin importancia

miércoles, 21 de mayo de 2008

POEMAS

IX

Si de pronto la vileza se volviera ajena en la torpeza de mis manos.
Si en un giro inesperado, la luz del estío golpeara de nuevo
las aristas de mi pecho.
Si en la erizada piel me desvaneciera
con un inocente gesto.
Sabría que es de nuevo la vida
en lo inoportuno y extraño del amor.
Y ya no temería al lobo ni al astuto zorro, pues mi parapeto todo lo podría.
En el declinar de los sueños
te haría mía en las palabras,
en el aire indómito
me arrastraría leve
hasta ser la extraña fantasía
que ocupara tus noches.

XI

En cada rostro se oculta inhóspita la vida.
Extraña en su irreverente mutación.
En los ojos agónicos, en la ansiedad agrietando los labios, en la perturbada carne.
Su inocencia infame la hace medir en la oscuridad los pasos
y simular en el gesto trémulo el indómito hastío que la subyuga
en la más insospechada de las soledades.
Yo he visto tus padecimientos,
tu inasible penitencia.
En lo ahogado de tus horas el mundo se ha vuelto real.
En la pesadez de lo moribundo yo soy tu casual testigo.
Ahora sólo queda dibujar la sonrisa en la arcilla
y creer que fuimos desde el principio.

lunes, 19 de mayo de 2008

La Utopía en Don Quijote. Maquiavelo, Nietzsche y el héroe.


En el libro de Cervantes también aparece otro tema muy renacentista, la utopía. Probablemente Cervantes tuvo conocimiento de la “Utopía” de Tomás Moro y de “La ciudad del sol” de Tomaso Campanella; su utopía esta centrada en un hipotético regreso al estado natural en el que prevalece la solidaridad y la paz en un lugar sin propiedad.[1]
Cervantes no emplea la palabra utopía en su obra; él habla de repúblicas bien ordenadas La edad de oro de la que habla no puede ser otra cosa que un comunismo primitivo que recuerda a la obra de Moro. En uno de los capítulos afirma que las abejas forman son reflejo de su república utópica.[2]
En el capítulo XLIX de la Segunda Parte Cervantes critica a la gente ociosa de forma muy dura de boca de Sancho.[3] Esta crítica forma parte del programa político de Sancho para la ínsula Barataria; su mandato, aunque breve, supone un ejemplo de buen gobierno. Savater va más lejos en su interpretación y afirma que la presencia de Sancho supone una apuesta por la democracia en tanto supone el ascenso de un plebeyo al poder. También destaca el gobierno de Sancho por ser muy popular.
El ascenso de Sancho supone dejar atrás el prejuicio del linaje, necesario para ejercer determinados cargos en la época de Cervantes. A lo largo de toda la obra, Cervantes afirma varias veces que “cada uno es hijo de sus obras”.
En el capítulo XVIII del Primer Libro Don Quijote afirma: “Sábete, Sancho, que no es un hombre más que otro si no hace mas que otro”[4] Posteriormente afirma “La sangre se hereda , y la virtud se aquista, y la virtud vale por si sola lo que la sangre no vale”.[5] También se habla del término medio como el fundamento de las decisiones.[6]
La dignidad del hombre depende de sus cualidades interiores, de lo que hace sobretodo, no de su linaje o fama. No olvidemos que uno de los fines de Don Quijote es la construcción de una sociedad mejor.[7]
La ínsula Barataria es el punto culminante de la utopía cervantina, pues en ella, como dije anteriormente, se produce el ascenso de un plebeyo que gobierna de forma popular e imparcial. Sancho presenta un programa político[8] y una serie de prohibiciones una vez que decide marcharse cansado de gobernar.[9]
La justicia que imparte sancho en su ínsula es imparcial, eficaz y muy común. Las ordenanzas que estableció y que aparecen en la nota 20 son un ejemplo de liberalización del comercio y de combate a la especulación.
Ortega en la primera parte de su libro critica tanto el provincianismo como el utopismo: “Los egipcios creían que el valle del Nilo era todo el mundo”[10]. Defiende una postura intermedia, ni tan amplia como el utopismo ni tan corta como el provincianismo.
A lo largo de los libros esas ideas utópicas se entremezclan con algunas reglas de política práctica que recuerdan “El Príncipe” de Maquiavelo. En un texto[11] Don quijote expresa una serie de razones para explicar el comportamiento de los reinos conquistados, advirtiendo de los peligros que entrañan.[12]
En otro capítulo[13] quijote nos vuelve a descubrir su lado más oscuro, el que es necesario “olvidar” según Savater, pues nuestro personaje habla de las causas que pueden llevar a la guerra e incluso de de causas justas y razonables para guerrear.
Volviendo a la posible relación entre Cervantes y Maquiavelo en el libro –cabe recordar la estancia del español en Italia- mantienen otro punto de conexión respecto a la fortuna. Maquiavelo escribe sobre la fortuna: “Ella muestra su poder cuando no hay una virtud organizada y preparada para hacerle frente, y por eso vuelve sus ímpetus allá donde sabe que no se han construido espigones y diques para contenerla.”[14] En el Capítulo XLII[15] de la Segunda Parte Quijote da una serie de consejos a Sancho para manejar la ínsula, lo que recuerda la finalidad de la obra de Maquiavelo, “El Príncipe”.
Don Quijote en el capítulo LXVI de la Segunda Parte afirma que no hay aventura, que todo lo maneja el cielo, pero al final como Maquiavelo acaba aceptando que cada uno es artífice de lo que hace.[16] Luego para ambos la virtud con prudencia se puede imponer a la fortuna. También para ambos si el héroe o príncipe peca ha de ser por exceso.[17]
Para acabar de borrar la providencia de la vida de los hombres, Cervantes por boca de Don Quijote afirma que “es libre nuestro albedrío y no hay yerba ni encanto que lo fuerce”.[18] Incluso se va más allá reivindicándose la voluntad libre del hombre.[19]
En el libro también existen una serie de elementos religiosos que se pueden asociar a autores filosóficos posteriores; uno de estos elementos es el cristianismo de Don Quijote que tiene algo de moral heroica, aristocrática. En dos partes diferentes de la obra Quijote expone a Sancho que se debe amar al enemigo y olvidar las injurias pasadas, pues de lo contrario sería un mal cristiano.[20]
Don Quijote intenta evitar el resentimiento, que según Nietzsche es el motor del cristianismo en su transvaloración respecto a lo bueno y lo malo. Ortega hace referencia a este tema en sus meditaciones: “Esta lucha con un enemigo a quien se comprende, es la verdadera tolerancia, la actitud de un alma robusta.”[21]
Esta es una de las principales características del héroe; Ortega trata en su libro la naturaleza de lo heroico. Unamuno define a Don Quijote como el primer héroe y antihéroe; en su libro convierte al hidalgo en un personaje trágico que en un momento determinado pasa a ser cómico.[22] Para Unamuno ése momento se produce en el capítulo XII de la Primera Parte, cuando el barbero organiza un plan que hace parecer a Don Quijote como motivo de risa. Ya lo dice Ortega, “de la sublimidad a lo cómico hay un paso”.[23]
Desde mi punto de vista el paso de lo trágico a lo cómico se produce en el capítulo XXV de la primera parte cuando Sancho deja a su amo dando volteretas en calzoncillos.[24] En este momento se pasa, a mi modo de ver, de lo trágico a lo cómico, dejando Don Quijote de ser héroe. Unamuno atribuye al héroe la capacidad de saber quién es y lo que quiere ser.[25] Ortega afirma en la misma línea: “la nobleza heroica vive de aspiración; su testimonio es el futuro”. [26]
En su capítulo “El Héroe”[27] de las “Meditaciones del Quijote” Ortega introduce una teoría de la vida humana asociada al héroe que él define como aquél que no acepta la realidad, lo que es, de ahí su intento de modificación de lo real. En Don Quijote su proyecto, su no-ser, gobierna y modela la realidad circundante.

[1] “-¡Dichosa edad y dichosos siglos aquellos a quien los antiguos pusieron nombre de dorados –dijo DonQuijote- y no porque en ellos el oro (que en esta nuestra edad de hierro tanto se estima) se alcanzase en aquella venturosa sin fatiga alguna, sino por que entonces los que en ella vivían ignoraban estas dos palabras de tuyo y mío. En aquella edad eran todas las cosas comunes: a nadie le era necesario para alcanzar su ordinario sustento tomar otro trabajo que alzar la mano, y alcanzarle de las robustas encinas que liberalmente les estaban convidando con su dulce y sazonado fruto. Las claras fuentes y corrientes ríos, en magnífica abundancia, sabrosas y transparentes aguas les ofrecían.” Capítulo XI de la Primera Parte, páginas 70 y 71.
[2]En lasa quiebras de las peñas y en los huecos de los árboles formaban su república las solícitas y discretas abejas, ofreciendo a cualquiera mano, sin interés alguno, la fértil cosecha de su dulcísimo trabajo.” Capítulo VIII de la Primera Parte, páginas 70 y 71.
[3]Por que quiero que sepáis, amigos, que la gente baldía y perezosa, es en la republica lo mesmo que los zánganos en las colmenas, que se comen la miel que las abejas trabajadoras hacen” Página 636.
[4] Capítulo XVIII de la Primera Parte, página 117.
[5] Capítulo XLII de la Segunda Parte, página 602.
[6]No seas siempre riguroso ni siempre blando, y escoge el medio entre estos dos extremos”. Capítulo LI de la Segunda Parte, página 651.
[7] “”en efecto rematado, vino a dar su juicio en el más extraño pensamiento que jamás dio loco en el mundo, hacer caballero andante…() …e irse por el mundo deshaciendo todo género de agravios.” Capítulo I de la Primera Parte, página 27.
[8] “-Que es mi intención limpiar esta ínsula de todo género de inmundicia y de gente vagamunda, holgazana y mal entretenida. Pienso favorecer a los labradores, guardar sus preeminencias a los hidalgos, premiar a los virtuosos, y sobre todo, tener respeto a la religión y a la honra de los religiosos.” Capítulo XLIX de la Primera Parte, página 636.
[9]Y aquella tarde la pasó Sancho en hacer algunas ordenanzas tocantes al buen gobierno de la que el imaginaba ser ínsula, y ordenó que no hubiese regatones de los bastimentos en la república, y que pudiesen meter en ella vino de las partes que quisieren, con aditamento que declarasen el lugar de donde era, para ponerle precio según su estimación, bondad y fama, y el que lo aguase o lo mudase de nombre, perdiese la vida por ello, moderó el precio de todo calzado, especialmente el de los zapatos, por parecerle que corría con exorbitancia; puso tasa en los salarios de los criados, que caminaban a rienda suelta por el camino del interese; puso gravísimas penas a los que cantasen cantares lascivos y descompuestos, ni de noche ni de día; ordenó que ningún ciego cantase milagro en coplas, si no trajese testimonio auténtico de ser verdadero, por parecerle que los demás ciegos cantan son fingidos, en prejuicio de los verdaderos. Hizo y creó un alguacil de pobres, no para que los persiguiese, sino para que examinase si lo eran. “ Capítulo LI, página 654.
[10] Página 71 de las Meditaciones.
[11] “-Porque has de saber –Dice Don Quijote- que en los reinos y provincias nuevamente conquistados nuca están tan quietos los ánimos de sus naturales, ni tan de parte del nuevo señor, que no se tenga temor de que han de hacer alguna novedad para alterar de nuevo las cosas, y volver, como dicen, y probar ventura; y así es menester que el nuevo poseedor tenga entendimiento para saberse gobernar, y valor para ofender y defenderse ante cualquier acontecimiento” Capítulo XV de la Primera Parte, página 96.
[12] Las palabras del texto de Don quijote de la nota anterior son muy semejantes a las de Maquiavelo en algunos de los capítulos de su obra “El Príncipe”; este es uno de los muchos ejemplos posibles: “Y a este respecto se debe tener en cuenta hasta que punto no hay cosa más difícil de conseguir , ni más peligrosa de conducir, que hacerse promotor de la implantación de nuevas instituciones .La causa de tamaña dificultad reside en que el promotor tiene por enemigos a todos aquellos que sacan provecho del viejo orden y encuentra como únicos defensores a todos los que se verían beneficiados por el nuevo orden” Capítulo VI “De los principados nuevos adquiridos por las armas y la virtud”, página 56.
[13]Los varones prudentes, las repúblicas bien concertadas, por cuatro cosas han de tomar las armas, y desenvainar las espadas y poner en peligro sus personas vidas y haciendas.() A estas cinco causas capitales se pueden agregar algunas otras que sean justas y razonables, y que obliguen a tomar las armas.” Capítulo XII de la Segunda Parte, página 533.
[14] Capítulo XXV “En que medida están sometidos a la fortuna los asuntos humanos y de que forma se les ha de hacer frente” de “El Príncipe”. Página 135.
[15] Página 602.
[16] “-Lo que se te decir Sancho –dijo Don Quijote- es que no hay fortuna en el mundo, ni las cosas que en él suceden, buenas o malas que sean, vienen acaso, sino por particular providencia de los cielos; y de aquí viene lo que suele decirse: que cada uno es artífice de su ventura. Yo lo he sido de la mía, pero no con la prudencia necesaria, y así me han salido al gallarín mis presunciones” Capítulo LXVI de la Segunda Parte, página 726.
[17] En el texto de Cervantes aparece así:”Porque bien sé lo que es la valentía, que es una virtud –dice Don Quijote- que está puesta entre dos extremos viciosos, como son la cobardía y la temeridad, pero menos mal será que el que es valiente toque y suba al punto de temerario; que no que baje y toque en el punto de cobarde.” Capítulo XVII de la Segunda Parte, página 477. En Maquiavelo el príncipe si peca ha de ser en exceso tanto en el trato de los demás como en el manejo de las riquezas, porque el ser tenido como cruel o tacaño es más favorecedor para mantener las repúblicas que el ser considerado débil o magnánimo.
[18] Capítulo XXII de la Primera Parte, página 145.
[19]Lo que suelen hacer algunas mujercillas simple y algunos hombres embusteros bellacos, es algunas mixturas o venenos con que vuelven locos a los hombres, dando a entender que tienen fuerza para hacer querer el bien , siendo, como digo, cosa imposible forzar la voluntad” . [19] Capítulo XXII de la Primera Parte, página 145.
[20]Mal cristiano eres, Sancho –dijo oyendo esto don Quijote- porque nunca olvidas la injuria que una vez te han hecho: pues sábete que es de pechos nobles y generosos no hacer casos de niñerías” Capítulo XXI de la Primera Parte, página 136.
En la cual (ley de caballería) –dice don Quijote-se nos manda que hagamos bien a nuestros enemigos, y que amemos a los que nos aborrecen” Capítulo XXVII de la Segunda Parte, página 533.
[21] Página 52 de las meditaciones.
[22] Unamuno, Miguel de. “Vida de Don Quijote y Sancho”. Editorial Austral. Año 1976, Madrid. 234 páginas.
[23] Página 236 de la meditaciones.
[24]Y desnudándose con toda priesa los calzones, quedó en carnes y en pañales, y luego, sin más ni más, dio dos zapatetas en el aire, y dos tumbas, la cabeza abajo y los pies en alto”. Capítulo XXV de la Primera Parte, página 176.
[25]Yo se quién soy” dice Don Quijote en el capítulo V de la Primera Parte, página 44.
[26] Página 66 de las meditaciones.
[27] Página 225 de las meditaciones.

miércoles, 14 de mayo de 2008

EL HOMBRE QUE FUE AYER

He sido, a veces, la deforme sombra de un asesino, el rostro incómodo de algún lisiado de agrio carácter. Mi cuerpo ha dibujado en multitud de ocasiones el torpe trazo de la miseria, la vanidosa maniobra de la prepotencia. Pese a todas esas iniquidades, siempre he tenido la sensación de ser otro, de usurpar algo que no me pertenece. Un impostor del hombre, una perplejidad expectante, una fabulosa ironía que sobrevive en la más absoluta nada; quizá el más desacreditado de los espíritus, tal vez el más iluso de los átomos, o la más resuelta de las ficciones.
El tiempo ha trabajado mis tramas, mis pequeñas historias, los nexos que unen mis más asombrosos logros; configuro mis próximas apariciones con la laboriosa rectitud del más oficioso zapatero, deambulo con la autoridad de quien parece saberse con la mayor de las exactitudes el hombre que todos creen que es. Puede que me confundas entre la gente, que adivines en mi rostro la extraña magia de aquellos que ya saben cual será el final, de aquellos que han escrito, antes en el tiempo, las distintas variaciones que la divinidad reserva para el resto. Nada de eso querido lector. Tan solo el mundo y los otros. Aquellos que confabulados se encargarán de silenciarlo todo, de establecer inoperantes categorías, irrisorias tesis y un lagrimoso valle de penalidad. La vida siempre anhela el “ya fue”, siempre encuentra al iluminado pastor que, presto, reconduce el tiempo y lo vuelve del revés. Perseverará hasta volver abominable aquello de lo que hoy, insumiso gozas. He vuelto a cruzarme con los “romeros”, he visto en sus miradas el frío gélido del espartano, la seguridad amenazadora de Platón, la certeza última de aquellos que en la tierra cumplen los dictados últimos de cristo, y he vuelto a sentir el tiempo sobre mi, transformándome en espectro, desacreditando cada uno de mis pasos, cada uno de mis argumentos.
Cuando te vuelvas fantasma, recuerda que solo tuviste la ocasión de descubrirlo un poco antes; en esta ocasión el tiempo tampoco hubiera jugado a tu favor.

martes, 13 de mayo de 2008

LA MÓNADA FURIOSA Y EL PRINCIPIO DE IMPERFECCIÓN

Leibniz murió olvidado. La pléyade de mónadas que constituían el efecto mágico de su sustancia decidió retirarse. Su incomunicabilidad, la ausencia de “ventanas” corrobora para la historia que entre ellas jamás se supieron formando parte de un ser humano tan singular. El mundo de Leibniz es sin duda la más asombrosa fábula que jamás he leído, la idea más inquietante que más cerca ha estado de lo insondable de las cosas: compuesto por una serie de monadas que solo se configuran y se reordenan en el ámbito relacional con mayor número de composibles en virtud del principio de perfección, el espacio y el tiempo desaparecen para dejarlo todo sin límites ni cercos, para vaciar al individuo de su más firme suelo. Pequeñas e inextensas mónadas que representan el mundo sin comunicarlo; un mundo que ha dejado de ser absoluto, para volverse párvula casualidad, infinita definición. Quizá el particular mundo de Leibniz sobreviva aún en sus pequeñas mónadas, que hoy, dispersas, habitan extraños cuerpos deformes, impenetrable acero o caótico tábano.

Ser como Leibniz; imaginar que un sin fin de partículas de fuerza, independientes, movidas por dios sabe que último afán, configuran la extraña ficción que aventuro ser; que el resto de relaciones determinan la que creo, firme, es mi identidad. Fantaseo con la idea de que el otro está dentro de mí como elemento esencial para que el mundo más perfecto ideado por dios bajo la obligación moral, no se desintegre y deje en evidencia lo enigmático y último de todo lo que nos rodea. Quizá yo también sea Leibniz y una mónada furiosa me haya jugado una mala pasada y me impida recordarme, imagino que el azar las uniera de nuevo, porque por definición la perfección no puede presumir de un número infinito de relaciones: quizá Spinoza fuera Leibniz y tan solo existiera una mónada, la divina, que jugara a generar sustancias que en última instancia desconocieran su particular esencia. Puede que todo no sea más que la trama de uno de los laberínticos pasajes de Borges y tú uno más de esos personajes que anhelan encontrarse obviando que no buscan a nadie.

A pesar de todo, si un niño me trajera hojas de hierba con las manos llenas, y me preguntara “¿Qué es la hierba?” me volvería amigable Whitman y respondería “no sé mejor que tú lo que es”, quizá porque deseo que Leibniz no este en lo cierto, quizá porque cada mañana trato de reconocerme en el espejo, quizá porque sueño con que el mundo cambie a través de los hombres y se haga mejor, quizá porque la democracia y la justicia precisan de la genialidad del poeta americano, de la ignorancia que otorga al individuo la capacidad de crear y recrear el tiempo, el espacio y la vida. Son las doce de la noche y hoy las mónadas no me han hecho matar a nadie, ojalá no sea el único que pueda presumir de lo mismo.

jueves, 8 de mayo de 2008

La vida teórica y contemplativa. Los molinos de viento.

La obra de Cervantes comienza con uno de los problemas filosóficos más antiguos; la dualidad teoría-praxis, vida teórica- vida práctica que fue tratada en la Antigüedad por Platón y Aristóteles. Don Quijote tras 50 años de vida contemplativa decide un día abandonar todo y dedicarse a actuar como caballero andante para favorecer a los pobres y deshacer entuertos.
Dicha actitud favorable a la vida activa no se muestra sólo en el hecho de haber abandonado una vida cómoda sino en algunos de sus discursos como el del capítulo XXIII y sucesivo de la primera parte, en los que defiende las armas frente a las letras, la vida práctica frente a la teórica: “Quítense de delante los que dijeren que las letras hacen ventaja a las armas; que les diré, y sean quién fueren, que no saben lo que dicen…(). Hablo de las letras humanas que su fin es poner en su punto la justicia distributiva y dar a cada uno lo que es suyo; fin, por cierto, generoso y alto y digno de grande alabanza; pero no de tanta como merece aquél a que las armas tienden, las cuales tienen por objeto y fin la paz, que es el mayor bien que los hombres pueden desear en la vida” [1] .
Al contrario que Cicerón que pidió que las armas cediesen a la toga, Don Quijote antepone las armas a las letras.[2]
Para algunos autores contemporáneos como Savater estas actitudes y otras de Don Quijote, más que contribuir a invertir el orden social y fomentar la justicia hacen lo contrario[3]. Para Savater estas actitudes de Don Quijote muestran la peor cara del héroe español por antonomasia.
Yo creo que es una idea extrema y contradictoria en Don Quijote pues como veremos más tarde también defiende la virtud de las letras.
Ortega en su libro[4] afirma que “todo genio español ha creado a partir del caos, como si no hubiese nada antes”[5]. Así parte Don Quijote de su hacienda, con un nombre nuevo y olvidando todo su linaje, todo lo que es y ha sido.
Esta salida a la vida práctica recuerda la de Fausto tras muchos años de vida contemplativa y teórica. Pero, ¿Por qué decidió Alonso Quijano ser caballero andante?
Para Unamuno es el deseo de ociosidad el que lleva al viejo hidalgo a convertirse en Don Quijote, para otrotes el deseo de “restablecer” el reino del bien y de la justicia. Esto es lo que dice el mismo personaje; “ Y fue que le pareció convencible y necesario, así para el aumento de su honra, como para el servicio de su república[6]. Esto es lo que dice el mismo personaje de su propia boca pero todo podría haber desembocado por una excesiva conciencia de la existencia de Alonso Quijano que desemboca en la paradoja del sufrimiento de quién se siente finito y desea trascender. La angustia –sobre la que Heidegger afirma que nos acerca al verdadero ser de las cosas- de la finitud pudo llevar a Alonso Quijano a convertirse en Don Quijote.
La ficción, la fantasía de los Libros de Caballería pasa a ser real en la mente y el mundo del hidalgo que una vez en la realidad proyecta a ella todo cuanto ha leído en sus libros.
Nada más salir de su hacienda Don Quijote comienza a tergiversar la realidad pensando que las ventas son castillos ( Capítulo II de la primera parte), las rameras doncellas, los molinos de viento gigantes (Capítulo VIII de la primera parte)y los rebaños ejércitos (Capítulo XVII de la primera parte).
El capítulo de los Molinos de viento es uno de los más tratados y comentados por su relevancia para la Filosofía, y en concreto para la Teoría del Conocimiento y el concepto de verdad. El diálogo sobre los molinos es éste: “La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear; por que ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta o poco más desaforados gigantes, con quien pienso hacer batalla y quitarles a todos la vida, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer…()
-¿Qué gigantes?- dijo Sancho Panza.
-Aquellos que allí ves- respondió su amo- de los brazos largos. Que los suelen tener algunos de casi dos leguas.
-Mire vuestra merced- respondió Sancho- que aquellos que allí se parecen, no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino.”
[7]
La visión de Don Quijote pone en duda la circularidad transcendental kantiana que reza así: “Las condiciones de posibilidad de la experiencia en general constituyen, a su vez, las condiciones de posibilidad de los objetos de la experiencia, por ello poseen validez objetiva en un juicio sintético a priori”.
Se puede debatir si las condiciones de la experiencia son una puerta que se abre al sujeto, insistiendo en su pasividad, o si son una red que se lanza, confirmándose la actividad del sujeto en el conocer.
En el caso de Don Quijote el sujeto ejerce una actividad muy fuerte sobre la experiencia que va en detrimento de su objetividad. Se puede decir que lo que Don Quijote ve es “real” porque él lo ve; hay una causalidad de lo “real” sobre su ver aunque este manipule lo visto.
Vemos que el sujeto constituye la realidad, le da sentido. No hay realidad sin sujeto. Este tema es tratado por Ortega en sus meditaciones; en una meditación preliminar titulada “Molinos de viento” [8]afirma que “las cosas tiene dos vertientes: es una el sentido de las cosas, su significación, lo que son cuando las interpretas. Es otra su “materialidad”, su positiva sustancia, lo que constituye las cosas antes y por encima de toda interpretación”.
Los molinos de viento como sentido son gigantes; en Don Quijote las ideas triunfan sobre la materialidad que les sirve de sustento o causa inicial para desplegarse. "Las cosas hacen “señales”, transmiten formas que interpretamos; si la idea triunfa, la materialidad queda suplantada y vivimos alucinados”[9] nos dice Ortega. Este es le caso de Don Quijote que al vivir alucinado rompe la objetividad creada por la intersubjetividad respecto a la realidad.
Ambos personajes creen ver lo que dicen, lo creen real. La ruptura de la intersubjetividad, el no compartir el sentido de la experiencia, es lo que eleva a Don Quijote al grado de loco.
Todas estas explicaciones se pueden asociar a “La repercusión de la apariencia y el estatuto de la re-presentación” en el que se trata de la verdad crítica.
Ortega trata lo relativo al estatuto de la realidad en varios puntos de su libro; para él el “mundo patente” es la realidad que se nos ofrece con sólo abrir los ojos. Incluye el transfondo de estructuras que reclama nuestra intervención. Don Quijote rompe con su visión la estructura objetiva de lo real.
Ortega afirma que el Quijote es un libro escorzo; dicha palabra, escorzo, se refiere a la captación simultánea de de lo real de forma concreta e intelectiva. Por que en un primer momento lo real se nos impone de forma violenta; sobre este primer plano pasivo el hombre actúa e interpreta con el mirar según el filósofo español, que diferencia entre impresión y concepto, que tiene en sí la estructura y el contenido. Los conceptos establecen las relaciones con las otras cosas y los límites de ellas.
Gracias al concepto podemos superar la superficie y acceder a la profundidad mediante la meditación. Don Quijote “mira con conceptos”[10], los de los libros de caballerías.
La actitud de Don Quijote es fruto del Renacimiento, que tiene en Descartes al primero que trata el problema de la conciencia y de lo psicológico. Incluso me parece que en un pasaje de la novela se habla de un diablo engañador que recuerda al genio maléfico de Descartes pero con forma de diablo.[11] Quizá merezca la pena ser Don Quijote a Alonso Quijano, ser un actor principal y proto-agonista que actúa de forma desvariada, a ser un secundario desapercibido para el devenir. Tal vez la única forma de ACTUAR de verdad sea a través de la locura, entendida como la libre iniciativa total, la libertad.
[1] Capítulo XXXVII de la Primera parte, páginas 277 y 278.
[2] En el capítuloXXIV de la Segunda parte vuelve a defender las armas: “Por que no hay otra cosa en la tierra más honrada, ni de más provecho, que servir a Dios primeramente, y luego a su rey y señor natural, especialmente en el ejercicio de las armas, por las cuales se alcanzan, si no más riquezas, a lo menos más honra que por las letras, como yo tengo dicho muchas veces”. Página 516.
[3] Savater, Fernando. “Instrucciones para olvidar el Quijote y otros ensayos”. Editorial Taurus, 1985. Madrid. 213 páginas.
[4] Ortega y Gasset, José. “Meditaciones del quijote”. Editorial Alianza, 1991. Madrid. 247 páginas.
[5] Ver página 155 de Meditaciones.
[6] Capítulo Primero de la Primera Parte, página 27.
[7] Capítulo VIII de la Primera Parte, página 56.
[8] Página 217 de “Meditaciones del Quijote”.
[9] Ver el punto “Poesía realista” de la meditaciones; página 220.
[10] Platón, “Teeteto”
[11]Peor será esto que los molinos de viento -dijo Sancho-. Mire señor, que aquellos son frailes de San Benito, y el coche debe ser de alguna gente pasajera. Mire que le digo que mire bien lo que hace, no sea el diablo que le engañe.” Capítulo VIII de la Primera Parte, página 57.

miércoles, 7 de mayo de 2008

EL HABITANTE INCIERTO

No son pocas las veces que la literatura ha explorado con mayor o menor acierto la experiencia límite de la ausencia. Una de las más originales es sin duda la de Nathaniel Hawthorne. En su cuento breve, contaba la singular historia de un marido que hastiado por lo vacío de su vida, decidió simular una huida, una ausencia eterna de su casa, con la única intención de comprobar cómo sería la vida sin él, contemplándola desde una casa contigua que había alquilado y que con celo guardaba su inquietante secreto. Ver nuestra propia muerte, el mundo sin nosotros; ser el espectador de aquello en dónde ya no opera nuestra conciencia, quizá el viaje más espectacular que se podría hacer, sin duda una genialidad literaria.
La realidad ha establecido otros itinerarios donde encontrar esa incertidumbre: quizá el rastreo por la categoría de ciudadano no sea más que un claro ejemplo de ello. La indiferencia pública, la cesión del compromiso con el ágora, el establecimiento de una élite política que linda casi con la abstracción y que hoy se erige como el mayor de los peligros para la democracia, responden con rotundidad a esta extraña búsqueda de aquellos que eluden la presencia y se ocultan tras la carne para ser los espectadores sombríos del espectáculo del mundo. La ficción se vuelve amenaza cuando la indiferencia y la pasividad se tornan en los parámetros que rigen el devenir por la vida de muchos. Todas las ideas traen consigo un peligroso germen. El individualismo se asocia al hedonismo y transforma el horizonte del individuo en una especie de carrera de obstáculos por tener y tener más, la conciencia capitalista torna la opresión en certeza y voluntad casi genética e impide que el hombre se rebele, que la voz irrumpa ante la injusticia anulando para siempre y dejando estéril la capacidad para el cambio, el fluir público que debería compartir el oxígeno en la sangre. El mundo se ha tornado un extraño teatro al que algunos solo creen poder acceder como meros espectadores. Son aquellos que creen que la libertad consiste en poder huir, en dar un paso más allá del nudo presente; que el destino siempre está en las manos y la decisión de otro.
Siempre me ha llamado la atención que todos aquellos discursos que en la historia se han visto legitimados como protectores profesos de la paz hayan sido discursos homogenizadores. Como si fuéramos incapaces de conciliar libertad y felicidad, como si fuese una buena opción aquella que planteaba Huxley y que mi compañero defendía en su artículo: la de un mundo acabado desde el principio, erigido sobre la estructura orgánica de algo que subsiste a costa de sus partes. Releo las utopías, las tesis de aquellos que buscaban una eclesia capaz de conectar a cada hombre del mundo con la simplicidad de cristo. Observo perplejo el gusto por las tradiciones más inverosímiles, por lo comunitario del Rocío, de la Semana Santa, por todo aquello que huela a trascendente y que nos otorgue el más que dudoso don de la criatura. Presiento que el hombre se siente a gusto en el papel de la víctima, en el papel del deudor, en el papel del súbdito. La ausencia del dolor no debe comportar la felicidad de manera mecánica ni geométrica. No debería ser la elección entre libertad o felicidad. Y más cuando los datos nos dan algo de luz y esperanza. Desde que la India disfruta de democracia y del ejercicio de una prensa libre no ha habido ninguna hambruna, merced al control al que se ven sometidas las instituciones. Quizá la causa de los desastres y de las miserias no radique en el ejercicio de la libertad, sino precisamente en su silencio, en la ausencia fáctica de una mínima posibilidad de actuar; la ignorancia, de aquellos que padecieron en Calcuta la hambruna del 44, de la capacidad real que tenían para evitarla no remedió ni un ápice el dolor y la muerte que una vez aparecen se vuelven inevitables en cualquier dictadura organicista que se precie por mucha felicidad interna que venda o promueva.
Decía una anciana estadounidense ante la diatriba de legalizar la emisión del film porno “Garganta profunda”, que odiaba el porno, pero que quería poder elegir entre verlo o no. Nadie debería decidir por nosotros, no deberíamos convertirnos en personajes de Hawthorne, en habitantes inciertos de un mundo complejo a la espera de una voluntad crítica y creadora. Quizá porque los que anhelan un “mundo feliz” como el de Huxley esperan despiertos y con el rifle cargado al despojo desesperado de nuestra libertad. “Arido pabulo” decía Virgilio: nadie dijo que esto iba a ser tan fácil.

domingo, 4 de mayo de 2008

La libertad es el camino.

Santi nos ha explicado en su articulo "El camino de la libertad nos lleva al cautiverio" como podríamos ser felices renunciando a la "idea" de libertad como posibilidad de elección; tenemos esta idea porque la conocemos, y si no la conociésemos no la tendríamos o exigiríamos. La idea central o pregunta básica ante tal argumentación es: ¿Forma esa idea de libertad parte constitutiva o esencial del hombre? ¿Puede ser borrada? ¿Podría darse un tipo de sociedad en la que el hombre estuviese ajeno a la libertad? En definitiva, ¿Es posible una sociedad cerrada al estilo platónico o de la novela "Un mundo feliz" de Aldous Huxley eternamente? ¿No acabaría por hacerse hueco en ellas la libertad por sí misma? ¿Sería necesario introducir el concepto de libertad en la sociedad cerrada desde fuera o nacería desde adentro como parte de su esencia? ¿Es la libertad un valor exógeno o endógeno en el hombre y la sociedad? Si introducimos nuestro concepto de libertad en otras sociedades, ¿les hacemos un favor o les condenamos? Les hemos hecho un favor a los africanos llevándoles nuestra idea de libertad y sociedad o les hemos hundido; ¿No hubiese sido mejor que ellos permaneciesen con su estilo de vida primitivo -que no menos valioso- y nosotros lejos de ellos? ¿Es nuestro concepto de libertad parte de nuestro concepto de hombre exclusivamente o forma también parte del suyo? Lo que está claro es que ya forma parte de los africanos nuestro concepto de vida y libertad; el mayor ejemplo son los cayucos que llegan a nuestras costas, pues son la mayor expresión de ellos desean y quieren lo mismo que nosotros. No somos tan diferentes; nosotros nos hemos encargado de ello en los últimos siglos de colonización. ¿Quién ha modificado más su identidad nosotros o ellos? Los Papalagi (hombres blancos) son implacables, por ello el jefe samoano Tuavii advirtió a sus compañeros de los peligros del hombre blanco e intento alejarlos. Se dice que una mujer que vió a los blancos por primera vez gritó ¡Fuera demonios! ¡Qué razón tenia!
Resumiendo se trataria de debatir si el hombre puede ser todo o no, debido sus caracteres o predisposiciones innatas. Los politicos conservadores ven las tradiciones como elementos centrales en el hombre; para ellos sin ellas el hombre perdería una parte de su ser. Un ejemplo es la historia, que ellos intentan mostrar como un elemento central central del hombre, pues una determinada percepción de ella puede cambiar su identidad y forma de ver el mundo. Apelan ala historia sentida, sentimiental, más que a la racional y crítica. Recientemente se celebró el bicentenario de la Guerra de la Independencia contra los franceses; los políticos conservadores como Aguirre y nuestro Juan Carlos se han encargado de orientar hacia la exaltación de la nación española. ¿De verdad podemos creer que aquella gente rebelada luchaba pensando en la grandeza o la idea de España? ¿Es el sentimiento de pertenencia a una nación un elemento constitutivo y necesario del ser de todo hombre? ¿Es un deber sentirse español? Si no me siento español, ¿Qué tipo de persona soy para los conservadores? ¿No sería más sano no hacer del sentimiento patrio un elemento constitutivo de nuestro ser? Es muy fácil forjar la identidad mirando al pasado, lo difícil es hacerlo mirando al futuro por que ello supone acción, cambio, reflexión. No es casualidad que los dos elementos que más desligitiman nuestra identidad, la ciencia y la educación, no tengan minutos en los telediarios o secciones especializadas en los diarios.
Para cuando vamos a dejar de universalizar lo local y nos vamos a dedicar a "localizar" lo universal. ¿Hay acaso otro camino para comprendernos y mejorar este mundo? La tradición, a mi modo de ver, es un lastre que centra al hombre en lo local y lo enajena de aquello que es mas importante, la imagen del otro en uno mismo, que aparece más como una negación de nosotros. ¿Qué beneficio obtenemos celebrando el bicentenario? Ha sido un rito conjunto de autoafirmación de una identidad que como tal no es esencial a nuestro yo, sino creada y accidental. Nos enredamos en identidades superfluas que suponen una ocultación de lo verdaderamente importante: que todos somos iguales, y que no hay que saberlo sino conseguirlo. Todos somos nada, sólo unos pocos podemos serlo casi todo. Seguirán inyectándonos dosis de identidad; nos dirán lo que somos, porqué somos así y como debemos de seguir siendo. Inefable tragedia. A menos identidad en lo pasado -no menos conocimiento del pasado-, mayor raigambre y conocimiento del presente, y aumento de esperanza para el futuro.

lunes, 28 de abril de 2008

Exceso de un fenómeno cotidiano: la muerte en el trato del otro.

En principio lo que propongo es una defensa del hecho cotidiano, del acontecimiento casual y diario, en tanto que a veces supera y excede la planicie y monotonía del día a día en que se da. Mi posición o idea sería en cierta forma heredera de la reivindicación de la hipofenomenalidad, o de lo in-aparente, que llevan a cabo tanto Heidegger como Janicaud; la experiencia que ha causado que yo titule así el ensayo es una experiencia de baja intensidad fenomenológica - baja intensidad respecto a fenómenos saturados de alta intensidad como el 11-S - aunque tiene un gran matiz que la diferencia de dichos fenómenos de baja intensidad como la rosa de Angelus Silesius-Heidegger o el sol que recorre la pared en el poema “Fe de Vida” de Jorge Guillén, y es que es una experiencia respecto a Otro, respecto a un semejante, lo que añade una mayor riqueza y complejidad a dicho fenómeno.
La experiencia es la siguiente; un día, del cual ni recuerdo su fecha, aunque se que era final de primavera y el sol apretaba ya a las dos de la tarde, caminaba hacia mi piso por una de las avenidas principales de Sevilla ensimismado pensando en las cotidianeidades; cuando uno camina por la ciudad no suele mirar los rostros de la gente que camina pues todo el mudo esta serio, casi nadie sonríe en la ciudad cuando camina solo por las calles lo que aumenta el carácter hostil y frío de la ciudad, ¡por lo menos yo así lo creo!. En mi ensimismamiento una de las personas que caminan, a las que no suelo mirar, me llamó la atención de una forma un tanto extraña; captó mi atención su sola presencia, sin que yo pudiese ver si era alto, moreno, hombre o mujer, etc. Pasó por mi lado como suelen pasar cientos cada día sin generar en mí ningún tipo especial de atención o sentimiento cercano, sin embargo éste del cual no conocía su aspecto y del que sólo me apercibí de su presencia junto a mi por su sombra a medida que la dejaba atrás con mi andar, pues venía de frente, generó en mí una sensación desconocida anteriormente por mí. Todavía hoy me resulta inexplicable lo que aquella persona desconocida generó en mí pese a ni siquiera conocer su aspecto y en un breve pero intenso segundo. Dicha sensación caló hondo en mí, me sobrecogió de tal manera que una vez que llenó mi ser me obligó a mirar hacia atrás para ver quién era ése desconocido; giré mi cuerpo con vehemencia para poder verlo, diferenciarlo ante mis ojos; se trataba de un anciano de pequeña estatura, todo vestido de negro, con una pequeña mochila de niño que caminaba muy lentamente debido a sus cortos pasos. Era un mendigo que entre el vértigo de la vida que nos hace ir corriendo de un lado a otro caminaba lentamente, muy lentamente. Me giré, tuve la necesidad de ver su rostro e incluso ansias de hablarle como no había tenido antes con ningún otro hombre; su cara estaba marcada por las arrugas del tiempo y su cabeza cabizbaja con la mirada perdida en el suelo. Del sentimiento de plenitud que generó su presencia pasé al de angustia que me generó su situación individual, su des-validez ante el mundo, e incluso me entraron ganas de llorar. Él ni se apercibió de mi presencia pese a estar enfrente aunque en el fondo espero que sintiera que alguién se dio cuenta que existía y que tenía presencia en éste mundo. Todavía hoy sigo dándole vueltas a las palabras para poder explicar que fue lo que se generó en mí aquel día y que desde entonces no se ha vuelto a repetir con nadie. Ése hombre no pedía ser visto, yo ni siquiera lo ví, pero algo me apercibió de su presencia y me hizo mirarlo; quiero diferenciar, como dije anteriormente, éste fenómeno de la rosa en la medida que en el Otro está implicado su ser-relativo-a-la-muerte, lo que implica un posicionamiento diferente respecto a él. Sólo he tratado de reivindicar como un hecho cotidiano puede exceder nuestras expectativas de la misma forma que uno de gran intensidad; es una experiencia parecida a la de Genet[1] en el tren con el hombre bigotudo, que le hizo sentir que cualquier hombre vale por otro y le produjo una desintegración de la individualidad, una náusea; a mí sin embargo el anciano me produjo una conciencia de responsabilidad, de hacerme-cargo que todavía perdura hoy en mi.

[1] Texto 13 de Jean Genet, “Lo que ha quedado de un Rembrandt roto a pedacitos y tirado al cagadero” en El objeto invisible.

domingo, 27 de abril de 2008

LA VOZ Y LA HERIDA


“El eco de los cascos de la carga de Junín, que de algún eterno modo no ha cesado y es parte de la trama”; la erizada piel del hoplita de Maratón y la sensación deforme de ser la historia y la anécdota. Las palabras vuelven infinitas las cosas, o quizá lo infinito del lenguaje no sea sino la manera torpe de resolver el enigma del tiempo y su caprichoso ejercicio. Maratón se ha vuelto para mí una de las muchas descripciones de Herodoto, la furia de los atenienses émula metáfora de aquellos héroes ilíacos. El poema canta las hazañas y la totalidad y advierte: el pasado no es infinito o sí. Veo las fotos de algunos de los que murieron en la sofocada tarde californiana, el polvo de su casaca, y advierto, un poco más tarde, las palabras que eliminarán para siempre el frío de sus rostros y los convertirán en inrastreables Diomedeos, en huidizos Paris.
Es curioso que sean las palabras las que se encarguen de determinar qué grado de eternidad y de indeterminación merecemos. La navaja filosa y el puño pendenciero de Monk Eastmann sobreviven al trabajo del olvido en los fatigados versos de Borges. Desprovisto de todo aquello que lo hace trágico presiento que aquellos que hoy padecen en Abu Ghraib las iniquidades de los que exploran los límites de lo humano, perdurará en los versos alegóricos de algún poeta persa de dentro de cuatro siglos. El polvo y la palabra serán el silencio de la catástrofe. La belleza de los actos de Aquiles, el poderoso escudo contra la fatalidad y la miseria de aquellos que lo perdieron todo en Troya, de aquellos que apenas tuvieron el tiempo justo para convertirse en el blanco de la ira de un dios y en caótico polvo. Mi voz no cerrará ninguna herida, no la convertirá en bermeja oscuridad. En Irak como en Maratón, como en Junín, la gente que muere es de verdad. Su rostro es incómodo como la muerte. Mi palabra su espejo

sábado, 26 de abril de 2008

La histeria.

Ser el profesor de Psicología no es uno de lo inicios soñados por los interinos de Filosofía, ya sabemos que el mayor es comenzar a trabajar, pero una vez conseguido no tener ninguna asignatura de Filosofía es un poco frustrante, aunque se minimiza con la libertad de poder plantear las clases y filosofarlas un poco. De forma teórica se podría decir que mi planteamiento con la psicología se aproxima a la Psicología Comprensiva iniciada por Dilthey, que renunciaba a los contenidos objetivos e intentaba acercar la psicología hacia actividades mas "humanísticas" como las artes, la filosofía, la literatura, etc. En esta línea me muevo en las clases y las organizo "construyéndolas" sobre la marcha. Uno de los temas que más interes tiene de los varios que he tratado, es la histeria.
La palabra histeria proviene de "Hysteron", que en griego significa útero. Hipócrates, el conocido médico griego, asignó esté término a los síntomas de la histeria, que consideraba enfermedad exclusiva de las mujeres y a la que situaba en su origen en el útero femenino; la enfermedad se desplazaba desde el mismo al cerebro y generaba los síntomas de histeria. Actualmente se define la histeria como una neurosis que sufre un 1% de la población mundial; es una neurosis pero no es un delirio, que supone ruptura con la realidad, ni una disociación, un trastorno grave de la personalidad. Todos tenemos algún tipo de neurosis, cuya manifestación mas usual es la fobia; la neurosis-fobia se convierte en un trastorno cuando el mismo supone una merma de la vida diaria, una limitación a las relaciones sociales. El ejemplo más claro de persona neurótica es el protagonista de la pelicula " Mejor Imposible".
La histeria es una manifestación corporal de la angustia, que supone conversión; ello significa que la angustia no se expresa mediante síntomas o estrés psicológico, sino de forma corporal. Los síntomas corporales de la angustia son el resultado de un entramado simbólico-inconsciente; simbólico porque los síntomas reflejan situaciones estresantes causantes de la angustia, e inconsciente porque las personas que sufren los síntomas no saben que son reflejo y respuesta a las situaciones angustiosas. Dos ejemplos; una niñas de una escuela de México tienen síntomas de histeria; no pueden correr ni estar de pie (astasia-abasia), vomitan y tienen naúseas. El no poder correr es la respuesta simbólica del cuerpo a una actividad estresante de las niñas en la escuela, el correr por el campo descalzas. Del mismo modo, el vomitar y tener naúseas es su respuesta a la actividad de recoger estiercol de borregos con las manos. Los síntomas hablan por las niñas sin que ellas lo sepan, de ahí la inconsciencia y el simbolismo de la histeria. Otro ejemplo; muchos no conocemos que Hitler sufrió la muerte de su madre por un cáncer de mama; en un acto desesperado por salvarla permitió que se la tratase con yodoformo, que produce graves heridas. Ella murió con gran sufrimiento; de este hecho traumático y doloroso se deriva un inquietante simbolismo, la homofonía entre yod (yodo) y yud (judío), y entre gaz (gasa) y gas (gas). Hitler pudo asociar un momento traumático de su vida, la muerte de su madre, y que ello afectara en sus futuras decisiones sobre los judíos y las cámaras de gas.
La histeria es una enfermedad psicosomática, tiene un origen psicológico pero sus síntomas son biológicos. Se caracteriza por ser estructural-evolutiva, cambia con los tiempos y se adapta. Es una enfermedad que pervive en su estructura, pero su contenido expresa problemas asociados a la época concreta. De su estudio evolutivo se ocupa la etnosiquiatría; uno de los casos clásicos de histeria colectiva asociado a una determinada época es el tarentismo, que se daba en la Italia prerromana. Es el miedo atroz a un tipo de tarántula; el que dice haber sido picado por ella sufría convulsiones, se desnudaba arrancándose la ropa, etc. En aquella época había dos tipos de tarántula, y las personas sufían los síntomas anteriores cuando decían ser picados por la tarántula no venosa de las dos existentes, luego sus síntomas son expresion y excusa para sufrir una catarsis liberadora (purgación de pasiones) del estrés al que en aquella época erán sometidos, debido a un alto rigorismo sexual. En palabras de Freud, los síntomas son la expresión, la explosión, el resultado, de reprimir ciertas pulsiones sexuales. Como se ha podido ver en todos los ejemplos la histeria es una enfermedad asociada a contextos psicológicos especiales, caracterizados por el estrés y la angustia. En los ejemplos anteriores las situaciones angustiosas o estrsantes serían, en el caso de las niñas, el ambiente rigorista de la institución religiosa y sus prácticas anteriormente nombradas; en el caso de Hitler la angustia viene de la muerte de su madre, y de hechos asociados a la Primera Guerra Mundial, como su fín o la firma del Armisticio. Volveré a esto más tarde.
Además de una situación estresante la histeria se ceba con personas egocéntricas, histriónicas, mentirosas, artificiales, etc. Los síntomas de la histeria son reversibles, pueden desaparecer com si nada, y se caracterizan pos su paroxismo, por ser exagerados y caprichosos. La histeria genera trastornos físicos y psiquícos. Hitler sufría muchos de los síntomas psíquicos característicos de los histéricos; convulsiones y parálisis en el brazo izquierdo, y ceguera. Como dije antes los síntomas pueden desaparecer y así ocurrió en el caso de Hitler, por lo que queda descartado su origén biológico, pues sino se mantendrían. Todos los síntomas desaparecieron, pero volvieron cuando de produjeron los dos momentos estresantes, el complot para asesinarle que acabó con compañeros y la derrota de Stalingrado. Volvieron las convulsiones y la parálisis al brazo izquierdo. Le ceguera desapareció, pero volvió tras la firma del Armisticio, lo que sirve para unirla a este hecho y suponer que tiene origen psicológico, no físico, permanente. Las niñas sufrieron todas los mismos síntomas y una vez que fueron dejando la institución se comenzaron a reponer.
En cuanto a los sexos, de todos los casos la histeria la sufre un 90% de mujeres y un 10% de hombres, quienes a los síntomas anteriores suman otros como la exaltación de la virilidad, la hipocondría, el consumo de alcohol y problemas sexuales (disfunción, problemas de erección, etc).
El tratamiento de la enfermedad no es fácil de aplicarlo, no debido a su dificultad, sino a que en la mayoría de los casos de histeria no se diagnostica como tal, ya que se busca un tratamiento en base a un origen biológico no psicológico de los síntomas. Por ello uno de los tratamientos más usuales son los ansiolícos que no eliminan la causa, solo aturden al enfermo para mitigar la expresión de sus síntomas, que no eliminarlos. Los tratamientos usuales son las terapias, que son varias en función del origen de la enfermedad, grupal, familiar, comportamental o cognitiva. La terapia psicoanalítica es otro de los tratamientos, y ella le fue aplicada a Hitler en el sanatorio de Pasewalk, donde ingresó tras ser gaseado en la Primera Guerra Mundial, para curarlo de su ceguera. El psicolanalista que lo trató era el doctor Edmund Forster, que aplicaba el psicoanálisis de forma peculiar, pues buscaba el origen de la enfermedad en el enfermo, al que pretendía curar culpabilizándolo de sus síntomas. En el caso de Hitler le curó la ceguera luego ello confirma que su origen era psicológico. ¿Cómo lo hizo? Utilizó su patriotismo para curarle, lo sugestionaba. Le decía cosas como: "Si eres un patriota como es que te quejas, te haces el enfermo y no luchas". Utilizaba juegos de palabras con él: "Con una confianza ciega en sí mismo, usted dejará de estar ciego". Forster utilizó el patriotismo de Hitler para curarle, le hizo ver que un patriota de verdad no podia quejarse, debia luchar. A la vez que lo curó de la ceguera, lo alienó, pues le aumentó de tal manera el fanatismo que Hitler pasó de ser un patriota al uso a un fanático exaltado. El último de los tratamientos es el que yo he aplicado a mis alumnos; sí, he aplicado un tratamiento en clase y consiste en hacer que conozcan la enfermedad. Según los médicos, percatarse del problema, conocer y ser capaz de identificar la histeria, es la mejor manera de no sufrirla. En cierta forma no sólo a ellos, también al que lee esto se le está "vacunando" contra la histeria. La palabra y el conocimiento previen enfermedades, aunque no las más grave y la que más mata, la ignorancia. Os pongo la revista y los enlaces con las webs de donde he sacado la información; este artículo lo he explicado en una clase. Como veis, la libertad ma permite acercar la psicología a la filosofía y la historia, lo cual no es fácil pero sí atractivo.
Un saludo.
Bibliografía:
Revista Mente y Cerebro nº 17. "Las máscaras de la histeria". 2006
www.con-versiones.com/nota0208.htm Hitler: ¿histérico? Diane Chauvelot.