sábado, 28 de marzo de 2009

EL HUESO Y LA VERGÜENZA

Hoy alguien se agarró a Descartes y se deshizo de la tragedia. Cedió al cuerpo el infinito y cruel destino de las leyes de la materia y dejó al alma inmortal seguir en la eternidad cifrando mundos, certezas y principios inamovibles. Hoy alguien creyó en Platón y le volvió la sonrisa. El conjuro de las ideas volatilizó a sus seres queridos; los transformó en angélicos espectros. Ahora los imaginan allende la materia, trascendiendo las torpes normas que le intuimos a la naturaleza. En paz para siempre. Alguien continua padeciendo la perdida infinita desgarrando su corazón hasta dejarlo sin fuerza…es la contrapartida de aquellos que no creen ni en la res extensa, ni en la res cogitans

Trillo debe haber leído mucho a Descartes para dormir tranquilo; adoctrinado en una suerte de platonismo a lo Tomás de Aquino no ve problema alguno en la confusión y mezcla infame de los cadáveres de aquellos que perdieron la vida en el Yak-42; sus almas descansan en paz se repite, no se de qué se preocupan.

Ahora lo entiendo todo. La moral del facha hijodeputa descansa en la certeza de que nuestra alma emigra bien al cielo, bien al infierno si corres la suerte de ser musulmán; y es por eso que su conciencia no les castiga si conducen a un país a una guerra genocida o si la ineficacia vuelta corrupción conduce las vidas de unos inocentes a una muerte segura en un avión de mala muerte. A fin de cuentas sus almas irán al cielo y santas pascuas. Los cuerpos solo importan cuando son los de la gente de bien, por eso su padre ideológico reposa en una montaña con una cruz muy grande. ¡Que se vea! Eso, eso, que se vea bien para que yo pueda divisarla y maldecirla y encontrar bien el camino para llegar y derribarla y decirle a más de un Trillo y a más de dos que los desprecio como al más vil de los asesinos porque eso es lo que son.

Para algunos lo más cerca que se puede estar de la trascendencia es el tacto. Para algunos el alma no está más allá del rostro y la epidermis; descansa en el cuerpo vuelto incalculable y finito tesoro, ávido de fiel custodio que lo proteja aún a cuenta de su vida: el cuerpo de tu novia, el de tu padre, el de tu hijo, el de tus amigos; un guardián que no permita que nadie los insulte, que nadie los cosifique…sus bellos cuerpos llenos de alma vuelta arterias y articulaciones. Esa íntima razón los obliga a darles justo entierro; porque no se trata de preparar su camino al más allá, ni de cumplir con la divinidad; sino de saber si su organismo se transformó en seco polvo o repentina hiedra; en breve oleaje en el mar, el aire o la tierra. Porque se adquiere entonces el derecho de tocar las cosas que crees guardan sus palabras, sus chistes y sus besos. Las familias de los fallecidos en el Yak-42 aguardan aún el encuentro y la despedida. Algunas han perdido para siempre el último abrazo. Sus miradas esconden un dolor indescriptible; un dolor que agudiza la altivez con la que un general describe la fechoría; la indiferencia con la que un ex ministro y un ex presidente del gobierno se desentienden del asunto.

Solo espero que un día de estos la derecha de este país despierte desnuda de Descartes, y se les atragante la bandera.

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