domingo, 22 de abril de 2012

Sartre y su existencialismo. ¿Eres un irresponsable?

.
La frase “Dios ha muerto” de Friedrich Nietzsche supone la asunción de la falta de valores y de sentidos inmanentes del mundo, de lo real. No hay nada que determine el ser, no existe el destino, ni un camino predeterminado que el hombre deba recorrer. La libertad es absoluta, incondicionada, plena y compartida, en tanto que la disfrutan todos y cada uno de los hombres; aunque algunos la celebran usándola y viviendo en ella, mientras otros reniegan de ella, de su condena a la libertad, dejándose llevar por los caminos marcados por la Iglesia, la sociedad, la cultura o la televisión.
La libertad absoluta supone la inexistencia de valores “universales” en los que el hombre no hubiese intervenido, pues ha creado todos los valores, y en base a ello se puede afirmar que no existe ningún tipo de esencia previa a la existencia que determine a todos los hombres a actuar o ser de una forma concreta. La esencia no es anterior a la existencia del hombre; éste existe, y en función de sus elecciones, determina el proyecto que desea ser. La existencia es anterior a la esencia, que una vez eliminada como elemento de apoyo de todo tipo de determinación (física, social o cultural) supone dejar al hombre con responsabilidad total sobre su futuro. A consecuencia de lo anterior, se puede afirmar que el hombre no está predeterminado involuntariamente a ser presidente o poeta, sino que lo que lo llega a ser por decisión suya, por que así lo desea, ya que está condenado a ser libre, a hacerse.
Ante el disfrute de la libertad más absoluta sobre su existencia, el hombre debe tomar una decisión que determinará su esencia, su vida. Cada hombre es una posibilidad a realizar, un proyecto por decidir y cumplir mediante la toma constante de decisiones . Todos elegimos de forma constante, incluso el hombre que elige no elegir lo hace en base a su libertad, aunque sea para renunciar a ella. Sartre define a dicho hombre, el que elige no elegir, como un ser que renuncia a su responsabilidad sobre su vida; lo califica como indecente, heterónomo, negador de sí mismo, etc. Es un hombre que rehuye cualquier responsabilidad sobre su propia vida en la medida que afirma que no la ha elegido libremente. Utiliza la religión, la familia, las leyes naturales y biológicas, la situación económica, o el destino para explicar lo que es y huir de toda responsabilidad sobre su existencia.
La otra opción vital de todo hombre, la menos cobarde y más arriesgada, es elegir valores, plantearse un proyecto, elegir el elegir. En este caso el hombre asume que su vida está en sus manos; depende únicamente de sus elecciones y es un reflejo de ellas. Cuando el hombre actúa libremente se sabe responsable de sus decisiones y de las consecuencias de las mismas; la consciencia de la responsabilidad de lo que somos y seremos genera angustia, temor, y parálisis (Schwartz) pues conocemos la transcendencia de nuestra decisiones, sabemos que nuestro futuro depende de ellas. La angustia es el sentimiento existencialista por antonomasia desde su puesta en valor por Heidegger y Kierkegaard.
La persona que elige no elegir deja que otros decidan por él mismo, es heterónomo; por contra, el hombre decide eligirse a sí mismo opta por un tipo de hombre u otro con un modelo de vida y unos valores concretos unidos al mismo. El discípulo de Sartre que debe decidir entre quedarse con su madre o marchar a la guerra está dudando entre dos modelos de vida y de hombre, cada uno de ellos con con unos valores y principios determinados. Lo que nos quiere decir Sartre es que en cada decisión tomada reforzamos un modelo de hombre, que puede casar o no con el mayoritario, pero que sin duda transmite a los demás una visión del mundo, unos valores, una ideología, un tipo de sociedad, etc. Por todo ello, al elegirnos a nosotros mismos estamos optando por un modelo de mundo y unos valores concretos que estamos proyectando a los demás.  

No hay comentarios: