martes, 30 de noviembre de 2010

La élite.

Tal vez sea ahora el momento de abordar un tema pasado pero relevante hoy, así como sintomático de uno de los principales problemas de la democracia de nuestro país: el nepotismo. En los últimos meses las noticias se suceden sin descanso; sin dar tiempo a digerir lo que ocurre, se nos presenta un nuevo problema.

La televisión ofrece, a veces, momentos estelares en los que refleja en un solo plano todo aquello que nos preocupa, y en este caso, a los que han generado los problemas y no son capaces de darles solución. Lo más interesante de la televisión es que es un juego de espejos, pues ella misma refleja en sus imágenes aquello que somos como grupo, como colectividad; mostrando todas nuestras miserias. Hace cierto tiempo se produjo la elección de la sede de las olimpiadas de 2016, en cuyo proceso estuvo inmersa la ciudad de Madrid. Nuestra capital no fue elegida, lo que supuso tirar a la basura los 16 millones de euros públicos, sólo en promoción,  invertidos en el capricho elitista de unos pocos; nadie se atreve a pedir responsabilidades políticas por un derroche en plena eclosión de la crisis, pues es asumido por la población como un dispendio más de una casta política acostumbrada a tirar el dinero por las ventanas en época de bonanza y de crisis por igual. Estamos mal acostumbrados en España a caras campañas de publicidad para vender lo que todo el mundo conoce.

En la elección de la sede olímpica se produjo una imagen televisiva que me sorprendió pues mostraba en un solo plano a todos los poderes políticos de nuestro país. Ella era el reflejo de lo que somos en diferentes planos; una presidenta de la Comunidad de Madrid cuya llegada al poder se apoyó en un caso aún si explicar de transfugismo; dos casos del nepotismo español, el del hijo de Samaranch –pues en España no solo se hereda la corona sino también un puesto en el COE-, y el de la hija de Mercedes Coghen, en el papel de representante de la juventud de Madrid y de España. No había más niños y niñas en Madrid. Curiosamente el día de la elección de la sede olímpica se publica la cifra de parados; otro signo del escaso nivel de la democracia española, pues se hace coincidir el debú de la selección fútbol con la presentación de la reforma laboral y la esperada sentencia de Estatut con la celebración de la victoria en el mundial, en otro acto más de manipulación colectiva y de desprecio hacia la inteligencia de los ciudadanos.

Durante todo el día de la elección olímpica nos muestran el espectáculo bochornoso de la presión diplomática; nos bombardean con la idea de la importancia del deporte a la vez, dando un espectáculo lamentable, al combinar la idea del deporte como ámbito de competición puro e igualitario; con el ámbito diplomático, que básicamente consiste en presionar a otros para obtener la victoria final, no sobre criterios deportivos sino políticos y económicos.

Lo único que queda es preguntarnos si para obtener de nuevo la imagen de todos los políticos en una misma foto será necesaria otra elección olímpica, porque parece que la lamentable situación económica y la cifra increíble de parados no son suficientes para ello.

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